El salto a la prepa

AutorMaría Fernanda Torres

"Brinca la tablita, yo ya la brinqué...".

Así como los niños empiezan a brincar con la tradicional canción infantil, en la vida real también dan "brincos" de una etapa escolar a otra. Y uno de los más significativos, tanto en el plano escolar como psicológico, es cuando pasan de secundaria a preparatoria.

En este período, los adolescentes experimentan cambios físicos y emocionales que, aunados a los compromisos académicos, pueden motivar un aprendizaje positivo, o bien, derivar en problemas educativos y sociales.

Las implicaciones de esta transición dependen, en gran medida, del apoyo y orientación que reciban de los adultos más cercanos a ellos, ya sean sus papás, tutores, psicólogos, maestros o consejeros escolares.

Es precisamente en esta etapa cuando los padres de familia deben prestarles más atención a sus hijos, porque aunque físicamente parezcan adultos, aún no piensan ni actúan como tales.

"Fisiológicamente sus lóbulos frontales están en desarrollo, su capacidad de juicio está en proceso, por eso son tan vulnerables a cualquier influencia y no ven más allá de lo inmediato", señala el doctor en psicología Édgar Suárez Ramos.

Durante este período los jóvenes definen su identidad y se preparan para la vida adulta. Sin embargo, los cuantiosos cambios que se presentan provocan que vivan una "exuberancia cerebral", como lo define el también consejero educativo.

"Es una época de torbellino donde están formando su personalidad, tienen cambios hormonales, salen del cascarón de su casa y empiezan a tomar decisiones", indica el psicólogo social Jesús Castillo López.

En esta transición los adolescentes experimentan emociones ambivalentes, por un lado, incertidumbre y, por otro, entusiasmo.

"Estoy muy emocionada, pero nerviosa más que todo por el cambio. En prepa son más materias y el ambiente es distinto. Espero aprender más y hacer nuevas amistades", expresa Rocío Botello Guerra, de 15 años, quien en agosto entrará a la prepa de la UR.

Ante las nuevas experiencias los jóvenes están entusiasmados, y aunque tienen algo de miedo, su euforia es mayor, advierte Castillo López.

"La cuestión es que entre más altas son sus expectativas, las posibilidades de frustración también aumentan", agrega.

¿Más libertad?

Por lo general, los jóvenes piensan que al entrar a preparatoria tendrán más libertades, pero no necesariamente es así. Puede resultar un paraíso o un infierno si no cuentan con las bases y los recursos necesarios para enfrentar la transición.

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