Ella sabe cómo se las gasta

AutorFernanda Ramón

Como en la mayoría de las cosas, en los negocios, la forma en que las mujeres y los hombres se desenvuelven es distinta.

Diversos estudios han demostrado, por ejemplo, que la presencia de la mujer en los altos mandos de una empresa puede ser incluso más rentable y fiable que la de los hombres, como demostraron los datos del Global Leadership Forecast 2014-2015.

Cuando se trata de la administración del hogar, algunos libros como Smart Mom, Rich Mom, de Kimberly Palmer, y Women of the Street, de Meredith M. Jones, aseguran que las mujeres son más aptas para esta tarea, debido a que los hombres tienden a ser más confiados y tomar más riesgos, a diferencia de las mujeres que se preocupan por toda la familia, y no sólo por ellas mismas.

"Está comprobado que el mayor gasto de la mujer se destina a la alimentación, salud y educación de toda la familia", comenta Luz María Velázquez, catedrática del departamento de Filosofía y Ética, y líder del proyecto Mujer y Empresa del Tec de Monterrey.

Sin embargo, otros estudios también han comprobado que las mujeres tienden a ahorrar menos que los hombres, y eso, aunado al hecho de que sus ingresos son menores que los de sus cónyuges, y que muchas mujeres no son propietarias de su hogar, puede provocar que la administración del hogar se convierta en algo complicado.

Por ello, Elvira Torres Saldívar, profesora del Departamento de Contabilidad y Finanzas del Tec de Monterrey, comparte algunos consejos sobre cómo administrarse adecuadamente:

1 Registra todos tus gastos

Baja a tu celular una aplicación de registro de gastos. Una sencilla, y sobre todo, gratis. Haz un hábito el registro de todos los gastos y comprobarás que esto te brindará una "foto" de tu comportamiento financiero: encontrarás gastos que recortar, y pensarás dos veces antes de volver a comprar cosas innecesarias. Si en tu celular tienes WhatsApp y Facebook, ¿por qué no utilizar Coin Keeper, Control de Gastos, Wallet o Moovernag?

2 Identifica gastos por inercia

Aquellos gastos que realizas por costumbre, por ejemplo, tener la televisión prendida todo el tiempo, aunque nadie la esté viendo; hacer más comida de la necesaria, aun cuando los hijos no están en casa; pagar membresías que no se usan o pago de servicios, como ambulancia o asistencia vial en diferentes...

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