Rosaura Barahona/ La vida está en otras cosas

AutorRosaura Barahona

Este fin de semana me resultó muy especial. Los Cendis (Centros de Desarrollo Infantil) de Tierra y Libertad me invitaron a amadrinar una generación de 310 niños y niñas que terminaban su ciclo preescolar; muchos de ellos habían llegado ahí desde los 45 días de nacidos.

El Teatro Nova estuvo abarrotado. Las respectivas directoras de los 11 centros, la coordinadora del proyecto y la diputada local, Lupita Rodríguez, estuvieron presentes en la organización y en el desarrollo del festejo. También estuvo ahí la mamá de Diana Laura Riojas de Colosio, quien apoya este proyecto; uno de los centros lleva el nombre de su hija.

Asistieron, además, algunos candidatos vinculados al Partido del Trabajo. Beto Anaya, promotor de los Cendis junto con Lupita, su esposa, habló al auditorio sobre la importancia de proveer a todos los niños mexicanos con oportunidades que les permitan ser mejores seres humanos. Lupita habló de lo difícil que es, con pocos recursos, sostener este proyecto que ha recibido distinciones estatales, nacionales e internacionales.

El proceso de selección de los niños es estricto porque, como en casi todos los ámbitos educativos, es mucho mayor la demanda que la oferta. Qué más quisiera el Cendi que tener la capacidad, los espacios y los recursos para atender todas las solicitudes recibidas pero no es posible. De hecho, tampoco lo es en los colegios privados, que siempre dejan niños fuera; menos, en algunas escuelas públicas en donde ni los dos turnos, ni el exceso de alumnos por grupo resuelven el problema.

Pero no voy a hablar de la educación en el país sino de esos 310 niños que recibieron sus constancias de preescolar. Esos niños vienen de hogares en los que ambos padres trabajan fuera de la casa. La mayoría vive en colonias pobres o marginadas y, al contrario de lo que muchos prejuicios esperarían, son niños educados. Sus papás se preocupan porque reciban una buena educación y eso cuenta mucho; los chavitos se han desarrollado bien. Aguantaron la ceremonia -que no fue corta- con bastante orden. Dos de ellos dieron discursos de despedida, otros bailaron y muchos participaron en la orquesta o en la miniestudiantina. Y lo de mini no es porque fueran pocos músicos sino porque eran menores de seis años.

310 niños son muchos niños, si se piensa que cada maestra ha debido invertirle tiempo, atención, esfuerzo y dedicación a corregir sus errores, a alentar sus virtudes, a comprender sus problemas, a aplaudir sus logros, a desarrollar sus...

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