Rosaura Barahona/ Tradición y evolución
Autor | Rosaura Barahona |
La discusión sobre el aborto en Guanajuato o la ampliación de su despenalización en el DF ha provocado mares de palabras y ha tenido repercusiones en diversas áreas de la sociedad.
La destrucción de "La Patrona" se ve como algo aislado pero no lo es. Y no hablo de un complot sino de posiciones polarizadas: quienes defendemos una u otra somos totalmente distintos en lo ideológico y señalar diferencias o (supuestos) errores en los demás es mucho más sencillo que buscar coincidencias.
Es la lucha entre la tradición y la evolución, por una parte, y la cultura y la moral, por la otra. Nada nuevo. La historia del arte está llena de obras que resultaron provocativas (intencional o involuntariamente) y que ocasionaron conflictos serios.
Si se toma usted la molestia de leer los argumentos esgrimidos en cada caso por el artista o sus defensores y por los autoridades eclesiásticas o sus detractores, verá que salvo los detalles, todo sigue igual.
La cultura y la moral han chocado y chocan con frecuencia. La cultura (de la que hay más de dos mil definiciones) nos permite acceder a diversas formas de pensamiento, creencias, costumbres y formas de expresión.
Y cuando digo diversas es precisamente eso. Es decir, ni todas son ortodoxas, ni todas se apegan a la moral en turno (como diría Sabines), ni todas nos endulzan los sentidos o el espíritu. Muchas nos desafían o nos sacuden y saltamos, nos quejamos, las criticamos ferozmente o -si somos necios- tratamos de destruirlas o de censurarlas (que es otra forma de destrucción).
Por eso al momento de vincular los términos de cultura y moral sabemos que estamos ante algo contradictorio y difícil de definir que no puede resolverse a través de la religión. Una y otra se dan en ámbitos distintos.
El espacio no da para mucho pero me gustaría recordar el ensayo de Barry Yeoman sobre el arte y su relación con la sociedad. Yeoman habla de los atentados sufridos hoy por el arte en Estados Unidos (¡nada menos!).
Ahí la cultura se apoya mucho en patronatos. A varios de éstos ahora les ha dado por vincularse a la "Coalición Cristiana" y han decidido disminuir, condicionar o, de plano, retirar el apoyo a exposiciones, obras o libros que les parecen obscenos o inconvenientes (según su criterio). Han desaparecido compañías de teatro porque en el equipo había lesbianas u homosexuales o porque sus obras eran "deprimentes", es decir, conflictos de identidad, incesto, locura o debilidades humanas.
El Ayuntamiento de San José...
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