Rosaura Barahona/ Los medios y la mujer

AutorRosaura Barahona

Para efectos de este artículo, por medios entenderemos la prensa escrita, diaria o periódica; la televisión, abierta, por videocasete, por cable o por antena parabólica; los anuncios fijos espectaculares o de cualesquier tamaño; la publicidad impresa, de mano en mano o la que llega a casa sin nosotros solicitarla; la radio, el cine y la red cibernética por la que se puede navegar gracias a la computadora.

Por supuesto el tema no se puede tratar a fondo en este espacio, pero en este Día Internacional de la Mujer queremos, por lo menos, esbozar algunos puntos importantes sobre él.

¿De qué manera la violencia soterrada o abierta que se ejerce en contra de la mujer afecta o puede afectar nuestra vida cotidiana? Hay varias teorías al respecto, pero digamos que, en términos generales, las mujeres menos preparadas están más expuestas a las influencias de los medios que quienes reflexionan sobre éstos. Aunque no sólo preocupa los medios y el mensaje, sino la mentalidad que los nutren para mantenerlos rozagantes.

Las mujeres -los medios lo repiten a diario de muy diversas maneras- nacimos para el comal, el metate y el petate y no es bueno que nos salgamos de ahí porque nos volvemos rebeldes, hablamos en contra de quien han ejercido el poder durante siglos y con eso aumentamos el riesgo del divorcio, con lo cual ponemos en entredicho la siempre sólida unión familiar de la que los mexicanos nos sentimos tan orgullosos.

Por desgracia, la violencia que los medios ejercen en contra de las mujeres cuenta con la complicidad de algunas de ellas. Hay muchos ejemplos pero tocaremos sólo uno: los programas de belleza hechos por mujeres para mujeres, que sólo sirven para presionar a gran parte de las televidentes. Hablan de dietas, muestran a modelos entre la talla uno y tres, exhiben los peinados de moda y el ultimísimo grito en maquillajes.

No toman en cuenta que su público son amas de casa que corren todo el día y que tienen un presupuesto muy limitado con el que deben hacer malabarismos; tampoco que el 80% de ellas usan de la talla 10 para arriba y jamás han escuchado una voz generosa, inteligente y autorizada que les diga: "Señoras, ustedes son las normales, no las modelos millonarias, muertas de hambre y artificiales de la pasarela".

¿Por qué esos programas hechos por mujeres, supuestamente solidarias con su propio género, no muestran a las de carne, hueso y lonja que también podemos ser bellas y que debemos aprender a serlo porque la probabilidad de...

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