Rosaura Barahona / La sucesión en el Tec

AutorRosaura Barahona

Soy hechura del Tec: ahí estudié, ahí me gradué, ahí trabajé durante casi 30 años y ahí tuve jefes, colegas y alumnos de los cuales aprendí mucho. Como todos, llegué al Tec con algunos rasgos personales definidos (positivos y negativos), pero mi paso por ahí fue determinante para mí.

Ahí aprendí que los seres a quienes la sociedad le gusta presentar como superiores son igualitos a nosotros, sólo que con más poder, dinero o ambas cosas, lo cual en ningún caso los vuelve temibles. Nada justifica que nos sintamos amilanados con su presencia, sus palabras o su actuación.

Cuando me preguntan por qué digo las cosas tan directas (lo cual no es necesariamente positivo), respondo que en el Tec aprendí a través de la literatura, la filosofía y el ejemplo de algunas personas, la importancia de ejercer la crítica abierta hacia dentro y hacia afuera de nosotros.

Todo esto viene a cuento porque el pasado día 7 se publicó que la elección del sucesor de Rafael Rangel Sostmann, Rector del Sistema Tecnológico de Monterrey, será un proceso abierto que se podrá seguir por internet y en el cual cualquier persona, de cualquier parte del mundo puede ser postulada e, incluso, postularse a sí misma, si cumple con el perfil del candidato descrito en el portal de la sucesión: www.itesm.edu/ sucesión.

El perfil oficial pide, entre otras cosas, que el próximo Rector "entienda la cultura y los valores de la sociedad mexicana, además de dominar el inglés y el español y tener un compromiso hacia las necesidades de la comunidad".

El problema es que "entender la cultura y los valores de la sociedad mexicana" no es sencillo para los extranjeros. Sería muy largo explicar por qué, pero señalaré dos cosas que no entienden.

Primero, nuestro frecuente doble discurso. Desde pequeños asimilamos y desarrollamos un doble discurso: decimos una cosa, pero queremos decir otra. "¿Vas a venir al concierto?". "Haré lo posible". Eso en mexicano significa: "No, pero como no quiero parecer grosero, mejor lo dejo en la ambigüedad".

Segundo, nuestra incapacidad para separar lo personal de lo laboral. Si me regañan o cuestionan por un trabajo mal hecho, debería entender que la crítica va dirigida hacia lo hecho y no hacia su autora. Aquí no es así. Diga a un poeta que su obra es mala y explíquele por qué... él se encargará de repetir que usted no lo...

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