Rosaura Barahona / Nuevos valores

AutorRosaura Barahona

El discurso sobre los valores siempre está presente. Puede usted leer a pensadores griegos, latinos, medievales, orientales, occidentales, primer o tercermundistas y todos hablarán de la crisis de valores que se vive en su momento.

Hoy, aquí, el tema de los valores es recurrente en las clases alta y media. Las clases baja y rural no se preocupan mucho por la doble moral, de modo que sus estándares son más reales que aparentes.

El domingo 30 de marzo, la Sección Vida trajo un reportaje difícil de creer, "Miden $u amor por el anillo", en el cual aparecen algunas faranduleras mostrando sus costosas sortijas de compromiso.

Kim Kardashian, el epítome de la banalidad universal, se ufana de su brillante de 8 millones de dólares, un insulto a la humanidad y un monumento a la frivolidad.

Pero la parte insólita del reportaje fue su inicio: "'¿Tan poquito valgo?' fue la respuesta indignada de una joven regiomontana al recibir de su novio una muestra de poco 'valor'. Un sencillo anillo de compromiso. 'Yo necesito una piedra grosera', le exigió".

Entiendo su deseo de tener una piedra grosera: necesitaba algo que hiciera juego con ella, pero no entiendo otras cosas.

Primero, ¿quería al novio o quería su potencial fortuna? ¿Rechazó el anillo porque no podría presumirlo entre sus amigas? ¿La escala de valores de esta chica, seguramente educada en un colegio famoso, indica que primero va el anillo de compromiso y luego lo demás?

Algo hay de eso. Esta generación no distingue entre los rituales prematrimoniales que pueden ser, de acuerdo a las circunstancias, importantes o no, pero que nunca dan una idea de cómo será la vida matrimonial ni garantizan la felicidad. No estoy en contra de los rituales; sí en contra de darles una importancia de la cual carecen.

Por eso es frecuente ver a niñas y a mamás organizando una boda durante un año y tras la ceremonia en la que ¡al fin! compitieron con sus amigas en lujos, ostentación y, a menudo, excesos, se van de luna de miel, regresan y en poco tiempo se divorcian.

Por eso es tan preocupante la pregunta de esa niña inmadura. ¿Cuánto creerá que vale? ¿Un quilate, cinco? Si el chico le hubiera dado un anillo enorme, ¿sentiría que vale más ante él? Pobre; merece toda nuestra compasión.

En cambio el joven merece nuestras...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR