Rosaura Barahona / 'Mamivans'

AutorRosaura Barahona

Hace varios años, cuando Monterrey no tenía el índice de violencia actual, llegamos a una reunión en el Distrito Federal y empezaron las pláticas sobre asaltos, robos, asesinatos, secuestros y esa gama de males que ahora nos son tan familiares.

En una de esas reuniones coincidimos varios amigos y una de ellas, temblorosa, contó que al estar haciendo un alto le robaron la bolsa, el reloj, sus anillos y una cruz que traía colgada al cuello. Eran cuatro carriles haciendo alto y salió un eficiente empistolado por carril.

Cuando llegó el ladrón a su auto le mostró la pistola, le pidió abrir la ventanilla y, con toda amabilidad, le dijo: "Señora, por favor, entrégueme a, b, c y d sin ofrecer resistencia y no le haré daño". Le entregó todo, menos la cruz. Le explicó que era de su mamá, ya fallecida.

El asaltante, sin dejar de ser cortés, le dijo: "Estoy seguro de que no necesita nada para acordarse de su mamá; démela". Se la dio, él movió la cabeza en señal de despedida y se fue al siguiente carro.

Al cambiar el semáforo, los maleantes se hicieron a un lado, intercambiaron comentarios y se pusieron a esperar el siguiente rojo. Unas cuadras más adelante mi amiga avisó a un policía quien le dijo que ya estaban enterados, pero lo informaría de nuevo a sus superiores.

Todos la felicitaron por no haber ofrecido resistencia y repitieron lo importante que es conservar la calma en esos casos y entregar lo que pidan los delincuentes.

Otro amigo dijo: "Quiero proponer algo: contemos sólo un asalto o lo que sea por persona; si no, nos vamos a pasar toda la noche anclados en lo mismo".

Nos reímos, pero otra amiga dijo que era cierto y triste: si antes en las reuniones se actualizaban, bromeaban, informaban, contaban chistes o recordaban, ahora eran como terapias de grupo en donde hablaban de sus experiencias negativas para así exorcizar sus temores y sus peores fantasías.

Ahora eso es común en Monterrey. Si alguien no pone el alto a las historias de delitos y crímenes, éstas se engullen una reunión social.

¿Es explicable? Creo que sí. Los delitos o incluso crímenes cada vez están más cerca de nosotros. Quienes por años tuvimos una forma de vida tranquila, sólo veíamos el mal como algo de película o muy lejano. Sin embargo, creo que debemos tener cuidado; entre más cosas negativas contemos, más aumentan nuestros miedos y más...

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