Rosaura Barahona / Indiferencia

AutorRosaura Barahona

Quienes leemos algo más que chismes y deportes estamos preocupados con los resultados obtenidos por México en el Programme for International Student Assessment (PISA), o sea, el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos.

PISA es un estudio mundial hecho a partir del año 2000 a alumnos de 15 años, por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y está diseñado para conocer las habilidades y las aptitudes de los estudiantes "para analizar y resolver problemas, para manejar información y para enfrentar situaciones que se les presentarán en la vida adulta y que requerirán de tales habilidades en lectura, ciencias y matemáticas".

La prueba se pone cada tres años y sus resultados, además de mostrar los avances en esas áreas, deben contribuir a mejorar las políticas educativas y sus logros en cada país, así como ayudar a comprender las diferencias educativas entre cada uno de ellos.

En México, ¿quiénes son los responsables de las políticas educativas y de sus resultados? La respuesta obvia es: el Gobierno, a través de la Secretaría de Educación; pero no es tan sencillo.

¿Por qué? Porque una cosa son las políticas establecidas (casi siempre suenan bien) y, otra, su funcionamiento. Ahí rechinan las tuercas.

No defiendo a la Secretaría de Educación que tiene muchas cosas buenas y otras pésimas, pero debo señalar que usted y yo también tenemos cierta responsabilidad en nuestro desastre educativo.

Los malos resultados de PISA provienen de los estudiantes en escuelas públicas y en colegios privados. Es decir, ni la gratuidad de las escuelas públicas ni el alto costo de algunas colegiaturas privadas garantizan un mejor aprendizaje.

Pero hay otras cosas: la indiferencia de los padres, administradores educativos y maestros hacia los resultados de PISA. En este nada fácil de entender País, todos estamos listos para encontrar responsables y culpables de lo que sea, siempre y cuando no seamos nosotros mismos. Eso sucede, entre otras cosas, porque hemos sido educados para creer que los otros deben solucionar los problemas del País, no nosotros.

Sin embargo, aquello de "tanto peca el que mata la vaca como el que le detiene la pata", es cierto en este caso.

Empecemos con los directores...

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