Ronda Sinaloa gira presidencial

AutorJorge Ricardo

OAXACA,- El Presidente Andrés Manuel López Obrador subió al estrado agarrando un bastón de mando indígena con una mano y con la otra buscando, casi a ciegas, el ojal de su saco oscuro. Mirando hacia abajo, aún amodorrado, cerrándose el botón apenas para comenzar su conferencia de prensa del día siguiente de la peor crisis de su gobierno, luego de que dejaron que huyera el hijo de "El Chapo".

En el galerón los miembros de la Ayudantía presidencial quitaban y ponían junto al atril sillas que en otra situación ocuparían el Secretario de Seguridad, que habían tenido que volar de emergencia a Culiacán, Sinaloa, porque el Ejército había detenido a Ovidio Guzmán, uno de los herederos del Cartel de Sinaloa, y ante la intimidación del crimen lo había soltado. Dejaron al final apenas cuatro sillas, en una para el Gobernador oaxaqueño Alejandro Murat, en otra Arturo Trinidad González, jefe operativo de la Sedena, y dos para desconocidos.

La corbata gris, oscuro el traje, muy brillantes los ojos, el Presidente apareció cansado, con apariencia de no haber dormido bien. Comenzó diciendo algo sobre su visita a Oaxaca para cerrar una gira por 80 hospitales rurales e iniciar, en plena crisis, otra. Ahora por 111 comunidades indígenas de todo el país. Pero el tema era la rendición del Gobierno ante el crimen.

Ante la violencia, el amago, los asesinatos, López Obrador, la voz más lenta, mirando más allá, en la pista militar por donde aterrizaba algún avión, se aferró a su retórica: "No tenemos duda de que fue la mejor decisión (dejar escapar al hijo del capo). El poder no es prepotencia, el poder no es violencia, el poder es humildad...".

Confirmó que fue un operativo para capturar a Ovidio Guzmán López. Orden de aprehensión provisional con fines de extradición emitida por un juez federal. ¿Que si la orden se la pidió Donald Trump? "Este... le respeto a usted", respondió.

"Espérense, serénense, tranquilícense", y sonreía burlón pero todavía con el semblante preocupado. En medio de la crisis hubo quien preguntó si la gira se cancelaba. Pero a López Obrador los aplausos de esa parte de la población que llama pueblo le inspiran, lo fortalecen. Camino a Tlaxiaco, todavía adormilado, el convoy de camionetas era detenido por los pobladores para saludarlo y pedirle algo. En un punto bajó la ventanilla, saludo...

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