Roma: Para quererla... sólo a pie

El tráfico es infernal, las aceras prácticamente son inexistentes, y eso que se trata de Roma, que es mucha ciudad, mucha piedra, y belleza hasta el empalago.

Roma está situada en mitad de la bota, en el país mediterráneo de polaridad más acusada; sus pies pisan el sur, sus ojos miran al norte.

La ciudad luce todavía un rostro nuevo, ése que fue maquillado con ocasión del año jubilar que se celebró en el 2000 y, pese a las eternas deficiencias que le prestan su semblante más humano, se muestra con toda su voluptuosidad.

Los vehículos ceden poco a poco el paso a los peatones en el casco histórico, numerosos palacios y edificios se han rehabilitado, y se ven autobuses eléctricos reptando por el centro como orugas cibernéticas.

Miles de visitantes toman literalmente sus calles y convergen en el corazón histórico, apiñándose en torno a las fuentes de la Piazza Navona y en los alrededores del Panteón.

Piazza Navona.

Roma sólo se deja querer a pie. Es prácticamente inútil contar con los transportes públicos o tratar de estacionar el coche.

No se puede crear una infraestructura subterránea que alivie la circulación. Donde se clave un pico, surge un pedrusco de la época romana. Bajo la ciudad, late otra urbe milenaria que nadie se atreve a despertar.

Caminando sin dificultad, se recorre ese centro histórico que se distribuye en torno a la Piazza Colonna, la Piazza Navona y el Campo dei Fiori.

Fontana di Trevi.

El color y el agua. Lo primero que salta a la vista es el color almagre Renacimiento de las fachadas, embellecidas por cascadas de hiedra verde, y el agua, fría, que brota de las fuentes que surgen tras cada esquina.

Hay fuentes de hierro fundido, pero también fuentes monumentales que son la voz de la ciudad. A través de ellas, Roma expresa el amor, el mito, las intrigas barrocas, son fontanas históricas y cinematográficas.

Un italiano de mediana edad se empeña en ligar junto a la Fontana di Trevi. Una mamá japonesa trata de llenar una botella de agua alargando el brazo cuanto puede hacia la fontana de la Plaza de España.

Dos daneses mochileros recobran el resuello sentados sobre las escalinatas de la plaza del Panteón, que ha abierto sus puertas al público y deja entrever la grandiosidad de su interior...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR