Rogelio Ríos / País extinto

AutorRogelio Ríos

¿Cómo enfrentar los desastres naturales en el Siglo 21 con una estructura política internacional obsoleta del Siglo 20?

En Haití está la respuesta: si no puede la Organización de Naciones Unidas organizar y legitimar la ocupación y reconstrucción del país después de la devastación del terremoto y el caos inicial del pueblo haitiano, entonces no podrá hacerlo nadie más, ni siquiera Estados Unidos por su cuenta, pues la tarea rebasa las capacidades de cualquier nación en lo individual.

La rápida respuesta de Estados Unidos, Brasil, México y otras naciones al enviar equipos de rescate y fuerzas militares para controlar la seguridad en las calles es un paso benéfico, pero temporal y notoriamente insuficiente para lo que se viene: la reconstrucción no sólo de un país y su gente y estructura material, sino del Estado y gobierno haitianos.

¿Se extinguió el Gobierno haitiano? No quedaron en pie después del temblor los edificios que albergan las principales instituciones políticas, no hay autoridad que dé la cara por los poderes que componen al Estado haitiano, el país se quedó sin tesorería, sin jueces, sin policía, sin servicios públicos.

Se extinguió prácticamente la soberanía haitiana, si consideramos que los últimos reductos de la misma quedaron asentados en sus embajadas en el exterior. Haití ya no es un Estado fallido, sino un Estado desaparecido.

Ni siquiera el ejemplo de Iraq se acercaría a la magnitud del desastre político -junto con el natural- que la extinción del Estado haitiano plantea para Estados Unidos, la superpotencia en cuya zona de influencia ocurrió el evento, y para la ONU.

Es verdad que la Carta de Naciones Unidas contempla situaciones en las cuales el organismo tendría la capacidad de administrar territorios no autónomos, aquellos "cuyos pueblos no hayan alcanzado todavía la plenitud del gobierno propio", pero no es el caso haitiano que era un Estado ya existente y miembro de Naciones Unidas.

Sobre el régimen de administración fiduciaria, Haití no podría encuadrar en este supuesto porque los "territorios fideicomitidos" serían aquellos que como resultado de la Segunda Guerra Mundial fueron segregados de Estados enemigos, los que ya estén actualmente bajo mandato o los que sean voluntariamente colocados bajo ese régimen por los Estados responsables de su administración.

Pero, ¿qué hacer con un Estado que ya no existe y cuyo gobierno dejó de operar? ¿Un protectorado, en la mejor tradición decimonónica? ¿Un régimen de ocupación...

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