Rogelio Ríos Herrán / Desde Navolato vengo...

AutorRogelio Ríos Herrán

Nuestro Iraq se llama Navolato, Sinaloa. En sus campos de cultivo se levanta una cosecha de muertos, torturados, ejecutados, los soldados de la guerra que incendia a México: la del narcotráfico.

¡Qué triste la tierra en cuyos surcos se siembran cadáveres! Ahí están los cuerpos sin vida, acomodados en la labor, quietecitos, con sus brazos cruzados, como esperando la lluvia para renacer en la plantas de maíz.

Quisiera que fueran las imágenes de una película de policías y bandidos, las de un relato de Edmundo Valadez, Agustín Yáñez o Juan Rulfo, las fotografías añejas de la época de la Revolución. Pero no lo son, al contrario, son las imágenes que EL NORTE nos trae del noroeste mexicano tal como es en el presente, de hechos sucedidos en el transcurso de la última semana que suman más de 12 muertos.

Ni en la más febril imaginación de esos escritores mexicanos, ni en las imágenes de las matanzas de Camboya, Ruanda y Bosnia Herzegovina vi a los muertos perfectamente acomodados en un surco de labranza. Son como un mensaje de que si la siembra es macabra, la cosecha será apocalíptica.

Ésa no es la Sinaloa que conozco y quiero, la de magníficas playas y sitios turísticos, la de gente alegre, de pescadores sin tregua, de empresarios audaces, de beisbolistas de Ligas Mayores, de campeones mundiales de boxeo, la de hombres con doctorado en Francia, la de mujeres universitarias, estudiosas y trabajadoras, la de gente sencilla que lucha para ganarse el sustento y que en los días de fiesta se alegra con la tambora.

Ahora, los sonidos que llenan el aire sinaloense son otros: los del tronar del AK 47, el "Cuerno de Chivo" que ruge como el retumbar del cielo en días de tempestad y que anuncia la guerra que ha llegado para quedarse. Sinaloa no se merece eso, ni quedar reducida en los medios de comunicación al miedo y la oscuridad de una guerra del narcotráfico y de quedar marcada por la cifra de homicidios que se cuentan por miles cada año.

Juan S. Millán, Gobernador de Sinaloa a punto de concluir su gestión, confesó a la revista Proceso esta semana que se cansó de decirle al Presidente Fox y al Procurador de la República que en Sinaloa se necesita el apoyo del Gobierno federal para contener al narcotráfico, que el Gobierno estatal no puede hacerlo solo. Pero no obtuvo la respuesta que esperaba.

¿Cuándo empezó todo esto? ¿Cuándo terminará?

Durante siglos, la gente de la sierra en Sinaloa y Durango tuvo muy poca participación de la riqueza que benefició a los...

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