Rogelio Ríos/ Hablar con los muertos

AutorRogelio Ríos

"Yo no sé si será mi muerte un rayo..."

Canción popular

Durante el velorio o poco después del sepelio, unas personas se acercan a los deudos (especialmente si el fallecimiento sucedió en forma violenta) para ofrecer un servicio especial: "tengo un mensaje del más allá para usted", un contacto para hablar con los muertos a través de un médium o de cualquier aparato electrónico (como la televisión, la computadora, el fax, un radio o el teléfono público).

No son los espiritistas estereotipados que conocemos, por el contrario, pertenecen a grupos católicos y muchos sacerdotes y religiosos atestiguan los "contactos" como una extensión del "ministerio de la consolación".

Todo esto ocurre en Bologna, Italia, y es un fenómeno tan difundido que ha obligado a una reacción severa de parte de su Arzobispo, el Cardenal Giacomo Biffi en vista de la participación de sacerdotes y religiosas: "Está prohibido hablar con los muertos. Solicitar mensajes de los muertos para nuestra propia seguridad significa no confiar en la palabra de Dios", afirma el Cardenal en una carta pastoral fechada en mayo (La Reppublica, 20/05/00).

La oración es la única "comunión con los difuntos" que la Iglesia admite y apoya, agrega el Cardenal. Lo demás no es divino: "en realidad, se comunican consigo mismo, mejor aún con la imagen del hijo o del difunto que está en su subconsciente".

Por su parte, los católicos que buscan el contacto con el más allá tienen su propias razones. "La Iglesia tiene tanto miedo del fanatismo y de la especulación que no comprende que la oración ayuda, pero no basta", dice la Sra. Giulia, cuyo hijo pereció en un accidente automovilístico. "No me resigno a no hablarle más".

"No basta, no basta" -dice Carla Mazzieri, cuyo hijo murió también en un accidente automovilístico-, "no somos tan fuertes. Sólo quien ha perdido un hijo sabe que uno siente como Santo Tomás: lleno de deseos de ver, oír y tocar. La Iglesia no puede dejarnos solos y con algunas pocas palabras de consolación".

Incluso quienes han buscado "hablar con los difuntos" y no lo han conseguido y se sienten decepcionados, guardan palabras de cautela como Fulvio de Nigris, quien perdió a su hijo Luca por una fuerte malaria: "yo sé que Luca no ha hablado más. No buscaba esto, me buscaba a mí mismo, quería hacer cuentas con el vacío que llevo adentro. Frente a quien abre un umbral, verdadero o imaginario, hacia la ciudad invisible, la Iglesia no debería ser tan dura".

Aproximadamente una docena de...

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