Roberto Gómez Junco / Justa dimensión

AutorRoberto Gómez Junco

La Selección Mexicana cumplirá hoy con su segundo compromiso en la Copa Oro.

Jugando como pueden y saben hacerlo, los tricolores deberían imponerse a la escuadra canadiense para así instalarse en unos Cuartos de Final en los que en realidad podían haber sido inscritos de antemano, aunque sólo fuera para ahorrarse y ahorrarnos esta primera fase ante adversarios de poca monta.

Y como en estos mismos días aunque no a las mismas horas se juega la Copa América, las comparaciones vuelven inexorablemente a producirse... y también las exageraciones.

Es precisamente ahí, en la recurrente manía de ubicarse en los extremos, donde radica uno de los principales males de la crítica futbolera en México.

Entre los que tradicionalmente han pintado todo color de rosa, y los que sólo han vislumbrado desde siempre un oscuro panorama, ha transitado esa crítica que no construye porque no acierta en el diagnóstico, y no acierta porque se empeña en el blanco o en el negro sin distinguir la enorme gama de grises.

Incluso con el actual y polémico caso de Oribe Peralta pasando del América a las Chivas, brilla por su ausencia la claridad de miras, sin contaminación ni radicalización algunas, para entender o distinguir que las tres partes salen beneficiadas.

Jugar en las Chivas o sentarse en la banca del América. ¿De veras les parece tan cuestionable la decisión tomada por el ejemplar futbolista?

Aquí aflora, otra vez, la endémica incapacidad para encontrar la verdad en medio, al igual que en otros asuntos.

No es la Liga MX la mejor de todas las ligas, pero mucho menos la peor. Está, quizá, entre el sexto y...

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