'Roba' la pobreza interés por elección

AutorJoel Muñoz

EL NORTE/CHIAPAS

PIJIJIAPAN.- La elección del 20 de agosto no tiene un significado especial para la gran mayoría de los sobrevivientes de la tragedia que ocasionó aquí el paso del Huracán Lester, el 8 de septiembre de 1998.

El fenómeno enterró viviendas enteras con sus inquilinos dentro, destruyó puentes completos y obligó la movilización más grande que haya tenido que hacer el Ejército en la historia reciente del país, en auxilio de la población.

Los damnificados de aquel "septiembre negro" en Chiapas habitan en los poblados de Huixtla, Mapastepec, Escuintla, Villa Comaltitlán y Pijijiapan, enclavados todos en la zona Costa chiapaneca, y a una distancia de 40, 60, 100, 120 y 150 minutos, respectivamente, de la ciudad de Tapachula.

Aquí, en la franja que sufrió el golpeteo de los ríos Suchiate y Coatán, que se llevaron todo lo que encontraron a su paso; aquí en donde cientos de viviendas quedaron sepultadas en un alud de lodo junto con sus moradores; aquí, las campañas políticas parecen estar embargadas y congelados los discursos de los candidatos.

Ni Sami David, del Partido Revolucionario Institucional, ni Pablo Salazar, de la Alianza por Chiapas, ocupan el pensamiento de los pobladores. En las colonias de los reubicados de la desgracia, no se habla de campañas, ni de candidatos.

"Qué campañas ni qué nada..."

Aquí es hoy más importante comer y pagar los abonos al tendero, que discutir si refrendará el PRI la Gubernatura o correrá la misma suerte del 2 de julio.

Las campañas están fuera de su esfera, lejos de las casas con techo de lámina y de sus calles polvorientas, encharcadas, echas lodo ahora con el temporal.

"Qué campañas ni qué nada. Aquí la gente no piensa en eso, aquí somos muy trabajadores, no nos queda de otra. Todo se lo llevó el río, todo, y esto fue lo poco que pudimos tener después de las lluvias", exclama Manuela López, habitante de la Colonia Nuevo Milenio, creada por instrucciones del Presidente Zedillo para reubicar a los damnificados de Pijijiapan.

"Yo todavía debo este refrigerador, la estufa y este mueblecito para mis trastes", explica, "¿Usted cree que voy andar pensando que si el candidato éste o el otro?".

Como si estuvieran conectadas sus mentes, Juan Palomar, un bicicletero damnificado que habita en el poblado de Huixtla, piensa igual que Manuela López que habita a 130 kilómetros de ahí.

"Las campañas están en la tele. Aquí la gente se dedica a trabajar. Ese día (domingo 20 de agosto) la gente va a ir a votar y...

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