De rincones exclusivos

AutorCecilia Núñez

Fotos: Fabián García

Enviados

CUIXMALA, Jalisco.- Hasta donde alcanza la mirada, todo es parte de la propiedad de Cuixmala: 101 kilómetros cuadrados de exuberante naturaleza, integrada por selva, lagunas, manglares y tres kilómetros de playa en la región de Costalegre, en Jalisco.

Aquí, donde a primera vista se muestra un terreno virgen, se levanta en armonía con su entorno uno de los resorts más lujosos del País. Este es el mundo idílico que sólo un magnate amante de la naturaleza pudo crear.

En 1987, Sir James Goldsmith, un polémico y excéntrico multimillonario francoinglés, se deshizo de todo lo que tenía, que no era poco: en esa época se encontraba en la lista de los hombres más ricos del mundo. Puso a la venta sus casinos y empresas del ramo farmaceútico, también sus negocios editoriales y supermercados. Incluso su mansión en Nueva York. Y poco después compró lo más parecido al paraíso en la tierra: Cuixmala.

Goldsmith pidió al diseñador y arquitecto francés Robert Couturier que proyectara la propiedad. El resultado fue una casona de estilo morisco y grandes cúpulas al lado del mar, rodeada de coloridas casitas y villas con jardines y albercas privadas, donde el magnate pasaba largos periodos.

Cuando Goldsmith dijo adiós para siempre a los negocios se dedicó sólo a sus verdaderas pasiones.

En Europa incursionó en la política, mientras que en México, y en otras partes del mundo, abogó por causas ambientalistas. La Fundación Ecológica Cuixmala es resultado de esos esfuerzos. El propósito de esta fundación fue lograr, con la cooperación

de la UNAM y el apoyo de la comunidad ambiental de México y del mundo, la creación de la Reserva de la Biosfera Chamela-Cuixmala, nombrada así en 1993.

El asunto no estuvo exento de los más encendidos cuestionamientos a Goldsmith por su condición de extranjero.

Ese mismo año Goldsmith publicó La trampa (Plaza&Janes, 1994), un libro realizado a partir de sus conversaciones con Yves Messarovitch, editor de economía de Le Figaro. El volumen, reconocido como una crítica feroz a la economía global con tintes ambientalistas, elevó al magnate a la condición de polémico mito.

Enamorado del occidente de México, Goldsmith se hizo de otra propiedad paradisiaca y de abolengo en la región de El Jabalí, en el estado vecino de Colima. Se trata de la Hacienda San Antonio, localizada en las faldas del Volcán de Fuego, construida a finales del siglo 19 por Arnoldo Vogel, un alemán que llegó a México a invertir en el negocio...

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