Reyes Magos: Su reino no es NL

AutorMariana Figueroa

Mientras que en otras ciudades del País los niños se preparan hoy para vivir el mejor día del año, el que esperan con mayor ansia por ser en el que reciben más juguetes nuevos, en Monterrey la celebración del 6 de enero será discreta y para algunos, quizá hasta pasará en blanco.

Y es que aunque la comunidad regiomontana disfruta desde el pasado domingo de las roscas masivas organizadas por los municipios, y hoy no faltarán estos panes en casas y oficinas, aquí no se respira la euforia que en estos días embarga a la Alameda de la capital del País, donde la foto con Melchor, Gaspar y Baltasar es una parada obligada.

Tampoco tiene lugar la religiosidad de algunos poblados como Cajititlán, en Guadalajara, donde cada 7 de enero, hasta 2 millones de feligreses participan de una celebración en la que las efigies de los patronos de la Parroquia de los Santos Reyes recorren el pueblo hasta la Laguna de Cajititlán, donde viajan en lanchas adornadas con flores, frutas y globos.

Reyes sin tierra

¿Por qué la tradición de esperar a los Reyes Magos guarda unos lazos débiles con tierras regiomontanas y su impacto es mucho menor comparado con el que genera la llegada de Santa Clos en Navidad?

Para los historiadores locales, la respuesta está en la dinámica propia de Nuevo León, como estado austero, su vecindad con el país del norte y la creciente mercadotecnia que ha colocado a Santa Clos como el personaje central de la época, por encima del Niño Dios y los Reyes.

Son pocas las familias que este 6 de enero celebran la llegada de los Magos como en otras ciudades, afirma el historiador Jorge Pedraza, cronista de Los Herreras.

"Por lo general es una oportunidad para aquéllos que no alcanzaron a entregar sus regalos o sus juguetes en Navidad y no quieren quedarse sin cumplir con esta tradición".

Héctor Jaime Treviño, director del Centro de Información de Historia Regional, señala que en Nuevo León el único lugar en que han brillado los Reyes Magos es en los nacimientos.

"No es una costumbre que se haya arraigado desde tiempo atrás. Somos un estado austero, sencillo, entonces desde siglos anteriores nuestras fiestas no eran fiestas donde la gente echara la casa por la ventana. Si estaba la festividad de Jesús, la del 6 de enero ya pasaba un tanto desapercibida".

No obstante, la...

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