Revive infancia en calles regias

AutorIdalia Barrera

Suele hacer reír al público a través de sus personajes, pero Alberto Rojas "El Caballo" es tan sensible fuera de cámaras, que no pudo evitar las lágrimas al recorrer las calles de la Colonia Industrias del Vidrio, donde vivió su infancia y parte de su juventud.

El actor regiomontano de 68 años se transportó a través del tiempo cuando vio la casa que con gran esfuerzo compró su mamá, Esther González; la Escuela Roberto G. Sada, donde estudió, y hasta la Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, en la que hizo su Primera Comunión.

"Nunca he entendido por qué no sólo se llora en el dolor, también de alegría o emoción, como me pasa en estos momentos; es muy emocionante estar aquí, se me hace un nudo en la garganta.

"Me vienen los recuerdos a la mente, de mi abuela, de mi madre y de tantos compañeros, que quién sabe qué fin tendrían y dónde andarán", comenta "El Caballo".

El actor, quien este fin de semana termina su temporada en Monterrey de la obra Ni de Panzazo, en el Teatro Versalles, no quiso desaprovechar la oportunidad de visitar el lugar en donde vivió una infancia llena de alegrías, tristezas y triunfos.

"Mamá siempre me apoyó, tan es así que vendió su casa para hacerme casa a mí, allá a México, cuando me fui, y tanto que le costó a ella, era el producto de su trabajo; estuvo pagando 26 pesos por semana durante 10 años", recuerda.

"Era una idea muy avanzada de la empresa (en la que trabajaba su madre) porque en esta colonia reunían a gran cantidad de sus obreros con calidad de vida, porque las casas no eran unos huevitos de Infonavit, eran casas bien hechas y bien acabadas con jardín atrás y adelante".

Explicó que ahí vivían empleados de Vidrio Plano, Cristalería, Vidriera Fama y Vidrios y Cristales, por eso se conocían todos los vecinos, porque eran compañeros de trabajo.

"Ésta fue mi casa durante toda mi infancia", señala emocionado y con lágrimas en los ojos al ver la fachada de la casa del número 209 en la calle Crisa.

"El Caballo", quien perdió a su papá en Tamaulipas cuando apenas tenía dos meses de edad, recorrió también las aulas en la primaria que estudió desde el 4° año.

"Mi salón..., éste era mi salón de 4° año... qué bonito se siente", dice mientras se sienta en uno de los pupitres. "Por supuesto que vienen recuerdos lindos, fue mi infancia, mi época de estudiante, la cantidad de amigos que yo tenía aquí en la colonia.

"Cuando entré me gustaba pensar en que íbamos a pasar año y nos íbamos a subir al segundo piso, porque allá...

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