La república feliz

AutorDalila Carreño

ESPECIAL

VILNA, LITUANIA.- Sonreír, ser amigo del arte y no manejar a gran velocidad son las primeras reglas que el viajero tiene que seguir al llegar a Užupis.

Este barrio de la capital lituana, antiguamente habitado por judíos, cayó en abandono en el Holocausto, y durante muchos años fue un sitio peligroso para vivir.

Hoy, es espacio de creación para artistas, cantantes, músicos callejeros, pintores, diseñadores y bohemios, que, en 1997, lo constituyeron como una República (simbólica), con su Presidente, Himno y Día de la Independencia, que se conmemora cada 1 de abril, conocido como April Fool's Day -equivalente a nuestro Día de los Santos Inocentes-.

Los artículos de su Constitución, creada en julio de 1998, fueron escritos por Thomas Chepaitis, ministro de relaciones exteriores de Užupis, y por el músico y poeta Romas Lileikis, presidente de la sui generis República.

En la calle Paupio se encuentran las placas con los 41 estatutos, que se pueden leer en 23 idiomas: un gato no está obligado a amar a su dueño, todos tienen derecho a ser insignificantes, a ser felices y a no comprender nada. También se consagran el derecho a ser perezosos, a equivocarse, a darse cuenta de su irrelevancia y de su grandeza, a ser subjetivos, a celebrar o no su cumpleaños, a llorar y a ser incomprendidos, entre otros.

Para llegar a la zona, hay que atravesar un puente sobre el río Vilna, cuya baranda está adornada con promesas de amor hechas candado, que nos guía a la arteria principal, Paupio, donde comienza la aventura.

Por sus empedradas callejuelas escuchamos animada música en vivo y en sus pequeños locales, como Visokiu Daiktu Krautuvele, compramos juguetes de hojalata, cajitas musicales y perfumes, ideales como souvenirs.

Una de las tiendas más pintorescas es Knygynas Keistoteka, cuyo aparente desorden le da un especial encanto.

A la hora del refrigerio, es obligado pasar por el café Užupio y tomar bebidas típicas como el gira, a base de trigo fermentado, o la Svyturys, una de las cervezas más tradicionales.

Aquí las festividades se celebran con lecturas de poesía, y los artistas abren las puertas de sus talleres para que locales y turistas atestigüen su proceso creativo. Como el Presidente es un poeta y músico local, hasta es posible convivir con él. Tanto el mandatario -vitalicio- como los habitantes disfrutan del espíritu de libertad de la zona.

"Me gusta que este lugar se esté haciendo popular. La forma en la que aquí se vive nos dice que no hay...

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