René Delgado / Partidos contra las cuerdas

AutorRené Delgado

Garantizadas en la Constitución y entorpecidas en la ley, las candidaturas independientes son una de las novedades de esta elección, y a pesar de los pesares y al menos en el caso de Nuevo León, esa posibilidad ha roto un paradigma: poner contra las cuerdas a la partidocracia que, aquí y acullá, ha pervertido el sentido de los partidos al hacer de la ciudadanía su instrumento y no a la inversa.

Insólita la penetración de la candidatura independiente de Jaime Rodríguez en el ánimo del electorado nuevoleonés -al punto de encabezar las preferencias electorales por encima de los dos candidatos partidistas más fuertes, la priista Ivonne Álvarez y el panista Felipe de Jesús Cantú-, asombra ahora con otra sorpresa, escasa en la política: la generosidad.

El ex Gobernador de Nuevo León, ex Senador y ex Secretario de Estado Fernando Elizondo declinó su candidatura en favor de la de Jaime Rodríguez, a partir de un acuerdo que llegado el triunfo agregará otra novedad.

La última vez que se dio un gesto de esta envergadura fue cuando Heberto Castillo declinó su candidatura presidencial en favor de Cuauhtémoc Cárdenas y, con ello, cimbró a un régimen que, aún hoy, resiste reconocer su quiebra. De esa talla el gesto.

La declinación de Elizondo en favor de Rodríguez fortalecerá, sin duda, las posibilidades del segundo, pero, sobre todo, deja sin pie a la crítica que se resume en el sobrenombre de Jaime Rodríguez: "El Bronco".

Si don Jesús Reyes Heroles decía que un buen político debía congregar tres "c", Elizondo le agrega la tercera. Si había carácter y corazón, ahora cuenta con la "c" de cabeza.

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En ese cuadro, la escasa o nula atención de los medios informativos capitalinos al fenómeno político supuesto en esa candidatura, en su crecimiento y, ahora, en la suma del apoyo de Elizondo puede hablar de una distracción derivada del vértigo en medio del cual se desarrollan los procesos electorales federales, estatales y municipales.

Puede ser eso o, bien, puede ser el afán de congraciarse con el poder establecido que, sin duda, resultará afectado si se consolida la posibilidad ciudadana de abrirle un boquete al monopolio de la política, que sobre todo los partidos entienden como un patrimonio exclusivo. Un patrimonio que excluye a la ciudadanía y a la cual sólo voltean a ver cuando la requieren no como tal, sino reducida a su condición de electorado.

Si, en un principio, la candidatura de Jaime Rodríguez parecía una aventura sin destino, el respaldo...

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