Rembrandt Coloso del arte

AutorMariana Montes

"¿Compararme con Rembrandt? ¡Qué sacrilegio! ¡Con Rembrandt, el coloso del arte! ¡Debemos postrarnos ante Rembrandt y nunca comparar a nadie con él!", exclamó el escultor Auguste Rodin al enterarse de la analogía que un crítico hizo entre él y el pintor y grabador neerlandés.

Pero el genio del que habló Rodin murió a los 63 años como un hombre pobre en Ámsterdam, Países Bajos, el 4 de octubre de 1669, hoy hace 350 años.

De acuerdo con Sotheby's, se le enterró en una tumba desconocida propiedad de la Iglesia, y sus restos se destruyeron después, una práctica común con los cuerpos de los más necesitados.

Pero su legado trasciende las circunstancias de su muerte. Es un pintor que maravilla por su capacidad de descubrir el alma humana. Incluso después de tres siglos y medio de su fallecimiento su obra sigue tan vigente como cuando soltó el pincel para echar un vistazo al trabajo que acababa de completar.

BARROCO, CON LIMITACIONES

Es posible inscribir a Rembrandt en el periodo del barroco, pero es necesario apuntar ciertas limitantes, afirma Mihaela Luminita Albisoru, historiadora, investigadora y profesora de arte de la UDEM.

"Pensemos que los Países Bajos, y Holanda particularmente, es protestante, mientras que el barroco es una herramienta ideológica de la Iglesia católica para difundir su palabra. Por estas razones es algo forzado el término 'barroco' con Rembrandt".

De manera particular, dice, en el contexto donde se desarrolló el artista los gobernantes pocas veces mostraron injerencia en las acciones civiles, por lo que la clase burguesa disfrutó de una libertad también palpable en el arte.

EL ARTISTA

Un aspecto clave en la producción de Rembrandt es la maestría con la que manejó el claroscuro, apunta la profesora Albisoru.

"Muy probablemente entró en contacto con las obras de Caravaggio, pero llevó el claroscuro a límites inimaginables hasta entonces, generando atmósferas llenas de misterio.

"En cuestión técnica puedo enfatizar lo siguiente: si nos fijamos en las obras de su última etapa veremos que son obras muy cargadas, muy pastosas, casi relieves. Algunos de sus detractores incluso criticaban que era un trabajo muy sucio, que parecían brochas de albañil y no de pintor".

El mismo Rembrandt, expresa, aconsejaba ver las pinturas de lejos, para apreciar estas texturas que generaba con recetas que él mismo...

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