Lo recordarán por siempre

AutorRicardo Guerra

Gran consternación y tristeza causó entre familiares y amigos la partida de Sabás Canavati Dahuabe.

El hijo mayor de Sabás Canavati Fares y Tania Dahuabe de Canavati, mostró durante sus 27 años de vida, de acuerdo a sus papás, un gran cariño por su familia e interés por ayudar a las personas necesitadas.

"Desde que nació siempre estuvo muy al pendiente de nosotros, siempre protegía a sus hermanos, los procuraba. En una ocasión en el rancho agarró un pescado que estaba al parecer muerto y me dice; 'mamá, voy a revivirlo', y de verdad lo agarró y lo revivió, lo metió a la tina y comenzó a nadar, y me dije 'este niño trae mucha luz'.

"Siempre nos ayudó, nos protegió, fue la unión de la familia, quería que siempre estuviéramos bien, fue más que un hijo, un compañero, un amigo, era mi brazo derecho. Ahora que se fue se llevaron una gran parte de mí, pero era tan fuerte que como revivió aquel pescado ahora revivió mi corazón", comentó Tania Dahuabe de Canavati, mamá de Sabás.

El trabajo arduo fue otro de los valores que el joven tenía muy en claro y que aplicó a su vida, contó su papá.

"Nos apoyó toda la vida, fue muy independiente, desde los 20 años empezó a trabajar, desde las 8 de la mañana hasta las 10 u 11 de la noche. En lo que mucha gente hacía un negocio en cinco minutos, él hacía cuatro o cinco. Fue un súper dotado para los negocios, fue el mejor de los hijos", dijo Canavati Fares, padre de Sabás.

En cuanto a la forma en la que perdió la vida su hijo, luego de un atentado el jueves 5 de abril por la noche en el Centrito, Canavati Fares afirmó desconocer el por qué sucedió.

"No sabemos por qué pasó. No nos comentó de alguna amenaza. Si mi hijo hubiera hecho todo eso que dicen, me hubiera quedado callado", comentó.

Uno de los valores que más recuerdan los familiares y amigos de Canavati Dahuabe es sin lugar a dudas su humanidad, y es que desde pequeño mostró interés en ayudar a las personas que padecían diversas necesidades, brindándoles no sólo palabras de aliento, sino también apoyo económico en la medida de sus posibilidades.

"El siempre ayudó a sus amigos, a sus papás, a sus hermanos, a la gente que trabajaba con él; si alguien de repente tenía un problema le hablaba y Sabás se los resolvía. Tenía un carisma y era muy firme en sus convicciones, muy seguro de sí mismo. Todo lo lograba con mucho cariño, la gente lo quiso muchísimo por su entrega, era una cualidad, tenía la madurez de una persona adulta", agregó Dahuabe de Canavati.

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