Reconocen al poeta de la memoria

AutorErika P. Bucio

MÉXICO. Memoriza poemas desde niño. Si no le entraban por los ojos, aguzaba el oído.

Ahora, a punto de cumplir 70 años, los versos de Nicolás Guillén fluyen en la memoria de David Huerta: "Yoruba soy, / cantando voy, / llorando estoy, / y cuando no soy yoruba, / soy congo, mandinga, carabalí. / Atiendan, amigos, mi son, que empieza así: / Adivinanza de la esperanza..".

La memoria no sólo entrena el oído del poeta. Es la madre misma del arte.

"No hay arte sin memoria", dice el también traductor y ensayista.

Huerta obtuvo ayer el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2019. Tras serle otorgado el galardón a la uruguaya Ida Vitale en el 2018, otra vez recae en un poeta.

"Son los poetas los depositarios de la memoria de las naciones. Si se sabe de Roma, es por Virgilio", dice.

El jurado reconoció en su fallo el ímpetu, la ambición y la fraterna inteligencia de su poesía, que se sitúa en "el centro de toda consideración crítica sobre la lírica hispanoamericana actual".

A la vez fue reconocida su labor como traductor.

EL RECIBIMIENTO

La tranquilidad de su vida compartida con la escritora Verónica Murguía se vio alterada con el anuncio. Un premio que Huerta recibe con una mezcla de aturdimiento, alegría y desazón.

Con el Fondo de...

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