Reciben regalos con dedicatoria

AutorBertha Wario

Hay regalos que, sencillamente, dan vida y pueden arrancar más que una sonrisa... A través de la campaña navideña "Su medicina: Una Sonrisa en Navidad", de EL NORTE y Cáritas de Monterrey para llevar una dosis de alivio a los hospitales Universitario, Metropolitano e Infantil de Monterrey, se rebasó la meta con aportaciones especiales que harán la diferencia en la vida de algunos pequeños. A continuación un recuento de donativos con dedicatoria, que pusieron de manifiesto la generosidad de la comunidad regiomontana.

Tiene lluvia de ángeles

Hace menos de un mes, Roberto Hernández Hernández, un pequeño con parálisis cerebral infantil espástica, de 4 años y medio, tenía todo en contra: una neumonía agravada por una desnutrición de tercer grado, la más grave que puede enfrentar un ser humano, por la que incluso requirió de trasfusiones sanguíneas durante su estancia en el Hospital Infantil de Monterrey.

Hijo de una pareja nahua (su mamá en la imagen con vales de despensa), este niño conmovió a decenas de lectores luego de que su caso apareció en la campaña navideña "Su medicina: Una sonrisa en Navidad".

El apoyo fue tan inmediato y generoso que le permitió, desde el pasado 11 de diciembre, recibir la primera partida de ayuda, consistente en mil pesos (500 pesos en vales de despensa y el resto con suplementos alimenticios para todo el mes) y que se prolongará por un año.

Con otros donativos mensuales y aportaciones únicas, el alimento y el zarpeo de su domicilio, un cuarto de blocks de 6 por 4 metros, en la Colonia Lomas Los Naranjos, en el municipio de Juárez, Nuevo León, estará garantizado para Roberto y su familia.

La familia también recibió un refrigerador y una estufa, en la puerta de su casa, de un donador anónimo, que también está dispuesto a apoyar una gastrostomía, con miras a incrementar su peso.

Un apoyo especial

La mañana del miércoles 17 de diciembre, Celina Tello Alvarez, mamá de Mariana, de 9 años y con retraso psicomotor (las dos en la foto), abrió el periódico y se encontró con el caso de Jesús Gabriel, un jovencito de 12 años con parálisis cerebral, y de sus dos pequeños hermanos, también discapacitados.

La madre de Jesús Gabriel solicitaba una silla ortopédica, igual a la que ella tenía en su casa, en la Colonia Ancira, desde hace un año, luego de que unos familiares se la trajeron de Estados Unidos.

Por no ser útil para su pequeña, por sus características físicas, decidió donarla a la familia del niño que vive en la Colonia...

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