Rebanadas / Mi última cena

AutorCony DeLantal

Si me dijeran que el mundo se va a acabar mañana, sin duda me iría a cenar al Sibau una noche antes. ¡Qué buen restaurante nos trajo Bruno Oteiza a Monterrey! Y mi última cena serían esos taquitos (taquititos) de filete riquísimos (4 por 345 pesos), equilibrados a la perfección con salsa de cacahuate y cebolla crujiente.

Pero antes un arroz meloso y trufado con morillas y parmesano (405 pesos) que también les queda apocalíptico. Cada grano va explotando en el paladar hasta crear un verdadero Armagedón en la zona de las papilas. Después de esa explosión ya te puedes morir.

El lugar es caro, de hecho se la bañan, pero qué más da, mañana se acaba el mundo y puedes pagar con tarjeta.

Como digno final, esa noche me consentiría con un pay de limón deconstruido (220 pesos), que más que postre parece una pieza comestible de arte moderno. Deli. Y pediría dos para mí solita porque vienen muy minimalistas. En todo caso los kilos ya ni siquiera importan.

¿No crees que ésa sea la actitud que deberíamos asumir siempre, como si cada noche fuera la última noche? Mi marido me llama trastornada, pero, acá entre nos, el que está enfermito es él.

Pobre, y lo digo literal, porque tiene síndrome de tacañería, que le impide disfrutar los placeres de la vida y lo obliga a estar ahorrando para cuando se ofrezca. Por lo que veo, ese día jamás va a llegar. Seguramente terminará siendo el más rico del panteón.

OTRO BOTANERO PA'L MORITAS

Los del Botanero Moritas en el Barrio Antiguo (justo donde estuvo aquel Santa Lucía, que fue el que inició todo este activismo de los botaneros) acaban de resucitar el espacio contiguo que alguna vez ocupó La Cañita, la que también hizo época en la calle J. I. Ramón, junto al propio Santa Lucía.

Ahora se llama Mercado Cañitas, como para regurgitar los recuerdos que nos tragamos en esa barra, pero en realidad no tiene mucho que ver en la práctica, porque aquél era un bar de tapas españolao que hasta tenía tablao y ésta es más bien una cantinita mexicana de mariscos con ambientación al estilo Pedro Infante.

Muy bien lograda por cierto. Ya le saben a este bisnes los del Moritas. Son buenos para recrear cantinas como las de antes y servir y servir botaneadito hasta que te sacan de ahí con grúa, mientras tú vas cantando con mucho sentimiento aquella de José Alfredo que dice ¡rodaaar y rodaaar!

Está muy padre esa atmósfera de cantina antigua que te ofrecen, más aún estando en el Barrio Antiguo, en donde puedes complementar la experiencia con...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR