Rebanadas / Santitos y no tanto

AutorCony DeLantal

Ya tenía tiempo de estar oyendo a mis hijos hablar de Santitos y les quise platicar a mis comadres para que pararan oreja. Es que te salieron muy buenos, me dijo una de ellas, que batalla bastante con los suyos y lo soluciona tomando tafiles a puños.

A ver, comadre, ¿cómo está eso de que "me salieron buenos"? Ni que fueran aguacates. Bastante friega me ha costado educarlos.

Pero de santitos tampoco tienen nada, a lo que me refiero es a estos "restaurantes" (así entre comillas restaurantes), de ambiente fiestero y ahora hasta playero (por su nueva sucursal en la presa) que mis hijos (nuestros hijos) traen muy de moda para ir a echarse unos drinks al estilo beach club.

Cada que van a Santitos yo me encomiendo a los que puedo. Me preocupan estos lugares tan proclives al reventón, tan cerca de la presa y tan lejos de mi casa. Me entenderán las que tienen hijos en edad difícil. Aunque ya sé que, tengan la edad que tengan, los hijos siempre están en la edad difícil.

Una de esas noches de incertidumbre sabatina, en lugar de estar sobando una y otra vez el rosario en mi casa, mientras mi marido ronca como si no tuviera hijos ni deudas, preferí disfrazarme de juventud (al cabo el tapa bocas encubre) y convencer a este papá desentendido de que me acompañara a fisgonear de qué se trataba este lugar tan "chido" del que nos platican nuestros vástagos con voz de cruda.

La caracterización duró de mi casa a la puerta, hasta que el méndigo valet de la entrada nos preguntó "¿vienen por alguien?". Era obvio que no encajábamos, empezando porque a los jovencitos -y sobre todo a las jovencitas, ¡madre mía!- las ves llegando con ropa muuuy ligera a pesar del fresco... y nosotros con suéter.

Mejor vámonos, le dije a mi marido, que ya traía la mirada como par vial, un ojo pa'cá y otro pa'llá. Y todavía el muy chistosito diciéndome que se iba a dejar el tapabocas por precaución, no fuera a ser que se le acercaran mucho las chamaquitas... Ja, ja. Mejor quítatelo para que no se te acerquen, le decía yo.

Mi investigación encubierta fue un desastre. "Qué oso", habrían dicho mis hijos, sobre todo si nos los hubiéramos topado. El propio valet nos recomendó regresar entre semana. "Cuando está más tranquilo y viene gente más grande", nos dijo. Chin. ¿Otra vez la violencia mijo?

MÁS SANTITOS

Me quedó claro que había que regresar entre semana. Y en lugar de reproche esto se va a convertir en una recomendación porque el lugar me encantó ya sin tanto alboroto. Está divino para...

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