Rebanadas / ¿Quién quiere un caldito?

AutorCony DeLantal

Ése es el recuerdo que tengo de mi mamá, preguntando con su cara de antojo cuando el día amanecía gris. Y así es como el mío quedó condicionado a los caldos en días de frío y chipi chipi, tal como los que hemos venido sufriendo últimamente.

Justo en medio de este depresivo lunes de asueto, mientras "escroleaba" compulsivamente en mi celular, se me atravesó un video de un tal "caldo de piedra" en una página de Feis que se llama Yo Quiero, y enseguida retumbó en mi cabeza ese mismo ¡yo quiero! con el que también le contestaba eufórica a mi madre.

¡Qué rico se ve! Lo preparan con pescado y camarón con unas piedras calientes que echan adentro del propio caldo para que se cuezan los ingredientes. Y todo esto sucede en un nuevo restaurante de la Plaza Via 02 (en el Bulevar Rogelio Cantú), con el que también me identifiqué porque se llama La Chula.

En friega fui a tronarle los dedos a mi marido para que se levantara de ese sillón donde se desparrama a ver tele todo el día con el cerebro desconectado y, gracias a mi convincente técnica del pellizco, en cosa de nada ya estaba yo en la Plaza Via 02, chula frente a Chula, con la imagen del caldo hirviendo en mi mente.

¡Noooo! ¡Me quiero morir! ¡Estaba cerrado!... ¿Pero quién se da el lujo de cerrar en un día feriado cuando además tienen un video promocionando su mentado caldo en las redes?

Ok, allá ellos, no voy a discutir. Respiré profundo y terminé cenando con mi marido en Nómada -bastante lleno por cierto (y eso lo digo con cola)- donde, dicho sea de paso, no existe ni un solo caldo en el menú. Me lleva la fregada.

Resignada pedí en Nómada las tostadas de betabel (2 piezas, 110 pesos) que me resultaron bastante ricas con su base de hummus, aderezo de yogurt, queso Cotija y salsa de cacahuate.

Lástima que el resto sin pena ni gloria. Las costillas muy ordinarias y la barbacoa fatal. La típica del domingo que sirven recalentada en lunes. Recocida y regrasosa. Y además retecara, porque 300 pesos me parecieron un exceso por esa cazuelita sin chiste.

Y bye, bye porque yo también me considero nómada. Difícilmente me caso con un lugar, y menos cuando no hay sabor que me enamore.

LA CHULA Y LA TERCA

No me iba a rendir con el dichoso caldo de piedra. De antojo pasó a capricho y al día siguiente fui a Via 02 por la revancha.

Pues cero y van dos. ¡Strike two!, diríamos en el lenguaje oficial de este sexenio. La Chula ya estaba abierta ¡pero no había caldo!

Deja tú, el meserito -que luego confesó era su primer...

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