Rebanadas / Psicodeli

AutorCony DeLantal

¿Te acuerdas del romantiquito y locochón Café Xbox que se nos fue de la Plaza Duendes hace un par de años sin decir adiós? Lloré a moco tendido. Yo era fan de sus pizzas y su irreverente ambientación estilo kitsch, tan paya que me parecía genial.

Pero qué te cuento... Yeiii, lo acaban de resucitar en Punto Central, donde estaba Romero & Azahar, con todo y sus ricas pizzas y sus cortinas y tiliches tan orates que volvieron a sacar del baúl.

Este local está sustancialmente más grande que el anterior, espacioso y lucidor, con techo de triple altura y cortinas que penden de cabo a rabo en retazos multicolores, saldos de telas sin ton ni son que parecen obra de un impresionista soltando su pincel.

Es la moda del XBox, no del videojuego sino del café regio, que se atrevió a decorar con irreverencia en aquellos años de Plaza Duendes y lo volvió a hacer ahora en Punto Central.

La neta quedó padrísimo. Bueno, todavía no queda al cien, le faltan detalles como la terraza y hasta el letrero de afuera, porque van empezando. Yo digo que ni se lo pongan, le da más mística al de por sí misterioso lugarcito.

Escondido en el anonimato se vuelve más deseable. Una especie de reto por encontrarlo que se premia con el sabor de fruto prohibido que se percibe ahí dentro, una vez que te ves inmersa en esa atmósfera carente de luz y sobrada de sensualidad.

De hecho el nombre es lo de menos; ninguna relación tiene ahora con lo que sucede en sus mesas. Incluso ni pantallas hay, ¡bravo! Digamos que se le quedó el apodo de aquellos días en que era un pizza joint donde los torneos de videojuegos atraían pura pubertad. Game over. Superaron esa etapa del gaming profesional y la inmadurez culinaria para dedicarse a lo que verdaderamente importa: la cocina y el glamour atmosférico.

Una vez que descubriste por qué puerta entrar, enseguida te enfrentas a sus formas medievales locamente aderezadas con la elegancia y formalidad de la moda inglesa de los 60, mientras suena la música en castellano de radio recuerdo. Ahí es cuando viene ese feeling de la teletransportación entre la Arabia de Lawrence, la España de Raphael y el Londres psicodélico de Austin Powers. ¡Grrrooovy, baby!

Su entorno me cautivó. Es tan sexy y romántico que casi olvidé que estaba ahí para cenar. Los 40 minutos de espera por la pizza abonaron también. Ni todas las barras de su reciente apertura justifican que una pizza tarde tanto. Fue Domino's el que nos instruyó a no aceptar más de media hora con todo y el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR