Rebanadas / Orson well

AutorCony DeLantal

Bien el Orson con sus nuevos desayunos. Me sorprendió porque no me lo esperaba tan rico. Cuando lo anunció hasta risa me dio. No me imaginaba este lugar de hamburguesas y malteadas abriendo por las mañanas ni se me antojaba desayunar ahí -no me hallo, diría mi muchacha-, menos si tengo al Lázaro & Diego ahí mismo en Metropolitan cerrándome un ojito, o al Panem coqueteándome con su aroma y su ambiente, o incluso un Starbucks al ladito para no fallarle.

Pero soy una profesional y acepto que el espionaje culinario es una actividad riesgosa, llena de sinsabores y kilos de oquis que a veces implica ir en contra de tus propios antojos. La ventaja es que también tiene infinidad de gratas sorpresas como esta del Orson.

Confieso que sin muchas ganas tuve que sentarme a probar sus desayunos, peor aún, que a esa hora estaba vacío y desangelado, mientras los demás se desbordaban de mesas repletas de chisme y viboreo.

Era de esperarse su propuesta matinal. Hamburguesas de huevo, hashbrowns, pancakes y gringadas por el estilo. La cultura del McMuffin refriteada por el Orson, pensé burlonamente.

Ups, fue muy trompicado ese juicio mental, te lo digo ahora. El concepto sí es de fast food pero la realización es muy gourmet y bastante buena.

Con una mordida de su egg'n bacon bun cambió mi forma de pensar. Otras diez mordidas y ahora cambió mi forma corporal. Porque no es secreto que así de ingratos son estos placeres, duran sólo unos segundos en el paladar y toda una vida en las jaboneras.

Obvio que hay ingenio gastronómico detrás de estas hamburguesas mañaneras, pero tanta suavidad en un pan y tanto sabor en un huevo no se pueden lograr sin una buena dosis de grasa y harta mantequilla.

No pude evitar salir de ahí con remordimiento, pero tampoco sentir al día siguiente esa enferma necesidad de regresar a la escena del crimen. Fue una lucha en mi cabeza entre ángeles y demonios. "Lo gozaste, no lo niegues", me decía una méndiga vocecita lujuriosa. "Pero no puedes desayunar eso todos los días", me insistía la ecuánime de mi conciencia que siempre me está cuidando de mí misma.

Me siento orgullosa porque ahora no mostré debilidad de carácter. ¡Mandé a la fregada a mi conciencia y me fui a echar otra rica hamburguesa de huevo con tocino en el Orson!

Están rete buenas. Y no te salen tan caras, considerando además que te sirven café gratis hasta que tiembles. Bastante bueno también, es de Chiapas.

Son 70 u 80 pesitos por una hamburguesa muy sabrosa y llenadora y con...

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