Rebanadas / Opciones regionales

AutorCony DeLantal

Si esta Semana Santa no saliste porque no tienes ni para quedarte, déjame platicarte de un paseo regional que incluye opciones económicas y pueblerinas con sabor a vacaciones.

Lo acabo de vivir. Y todo empezó porque le estuve fregando a mi marido que me llevara a San Antonio de shopping y el muy chistosito sí me llevó a San Antonio, pero a San Antonio de las Alazanas, en Coahuila, donde anduve de compras de manzanas, conservas y una miel muy buena que fue la que además me hizo descubrir un restaurantito muy mono del que te quiero platicar.

No sé si ubicas este pueblito en la Sierra de Arteaga. Por ahí cruzas a fuerza si vas rumbo a Monterreal. Te puedes ir por dos caminos: el largo o el complicado. Una opción es lanzarte derechito por la autopista a Saltillo rumbo a Matehuala, luego vuelta hacia Monterreal y tan tan, pero es muy aburrido.

La otra es ofrecerlo a Dios y recrear tu propia versión del Viacrucis, subiendo por la Cola de Caballo detrás de una procesión interminable de vehículos todoterreno como cuatrimotos, Razors y Tsurus arranados (que no fueron diseñados para transportar a dos familias juntas, más un perro y dos hieleras en el techo), hasta que mil curvas y mil horas después, cuando ya vas odiando las bellas montañas y la increíble naturaleza, finalmente entronques con la carretera que va a Monterreal y te bajes en San Antonio de las Alazanas a besar el suelo, después de buscar un baño porque ya venías reventando.

Cuando ya estábamos en las compritas, el que vendía la miel nos platicó de esta familia de apicultores de la región que hace un año abrió aquí su restaurante de nombre Doña Inés, en una antigua casa restaurada que les quedó muy bonita. No hay pierde: entrando al pueblo, primera calle a la izquierda y te la topas más adelantito con su fachada en color cereza.

Tampoco esperes gran cosa -se parece a cualquiera de esas casas de nuestro Barrio Antiguo que se han ido convirtiendo en cafeterías o restaurantes- pero si te ubicas en el contexto de este humilde pueblito serrano, sentirás que es una joya.

Sobra decir que su cocina es rica y artesanal (obvio, todo el pueblo es artesanal) y su atención muy personalizada. La plática con Lucía, la dueña, es muy amena. Hasta aprendes un poco de apicultura mientras te la explica con las fotos colgadas en sus paredes.

Sin duda, Doña Inés es lo más nais del pueblo. Votado "el número uno de la región" en Cony Advisor, que es una especie de Trip Advisor a la mexicana, donde los que...

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