Rebanadas / No saben igual

AutorCony Delantal

Si de por sí no me daba buena espina que Femsa agarrara las Gorditas Doña Tota, una vez más estoy comprobando que lo único que logra el corporativismo es darle al traste a los negocios de corte casero.

Fíjate nomás, ahora resulta que están más desabastecidas que cuando no contaban con toda esa red mundial de abasto. No sé desde cuándo la descontinuaron, pero ya nunca tienen de azúcar y últimamente ni la más elemental que es la de chicharrón.

Y ni conformarme con una de revoltijo, que era mi favorita, ¡porque también lleva chicharrón! Deja tú, será el coraje o el sereno, pero ya ni las salsas me saben igual. ¿Será mucho pedir que regrese Doña Tota a Doña Tota?

Coincidencias del amor

No sé si ya te diste cuenta de que este año el 14 de febrero se nos acomodó justo en viernes y con la Luna llena alborotando la hormona, coincidentes tentaciones que no se daban desde que Adán y Eva patentaron el pecado.

Bueno, ponle que me fui un poco atrás, pero de veras que no encontré historia calendárica con tan felices convergencias para el amor. O sea que no sucede muy a menudo que Cupido nos visite en viernes (incluso el angelito se brincó el último por ser bisiesto), pero que además nos coincida exactamente con el plenilunio en su noche de máximo esplendor, eso sí ya es cosa de Nostradamus (y habría que checar si no dejó alguna profecía al respecto).

Tampoco encontré indicios de que se repita en un futuro cercano. Claro, yo no soy experta en calendarios, es más, batallo para entenderle a mi agenda, pero seguramente habrá algún fechólogo, astrólogo, horoscopólogo o inventólogo tipo Walter Mercado que me saque de la duda y de pasada me diga si voy a ser afortunada en el amor la semana que entra o ya de perdido si voy a recibir alguna herencia este año.

Pero olvídate de lo que sucedió y sucederá. Vamos a situarnos en el aquí y ahora para gozar este próximo viernes la noche más románticamente salvaje que jamás hayas imaginado ni en tus sueños más retorcidos. Y que se vayan preparando las maternidades porque vienen camadas tupiditas por ahí de mediados de noviembre.

Los astros y el calendario se alinean. Ya nomás falta que se te alinee el marido, que sería la coincidencia más complicada en la ecuación, pero si el ingrato no cede con insinuaciones y miradas coquetas, prueba a pellizcos o manazos, a los hombres les excita el amor apache. Es más, con que te pongas un pantalón de cuero ya sienten que es fetiche y hasta te ronronean. Pareciera...

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