Rebanadas / Lindísimo lugar

AutorCony DeLantal

Si lo conociste en aquella callecita de El Cercado, donde de por sí era un deleite, espera a que veas la casona de sillar con hermosos jardines a la que se acaba de mudar el restaurante El Traspatio, por la carretera a la Cola de Caballo.

Bueno, eso de carretera es piropo, vamos a ponerle mejor "camino a Cola de Caballo". O qué te parece "desafío" hacia la Cola de Caballo. No se le puede llamar de otra manera con tantos topes, pozos, motos, perros, burros y borrachitos que se te atraviesan. Si circulara por aquí la nave de Perdidos en el Espacio el robot iría grite y grite: ¡peligro!, ¡peligro!, ¡peligro!

La ventaja es que El Traspatio no está muy arriba y el suplicio carretero es menor, pero ahora el reto es encontrarlo, porque ni letrero tiene. Su única seña es un arco de piedra en el exterior que si vas de noche se te pasa de noche.

Dicen que ya le van a poner el mentado letrero, pero mientras, para ubicarte, la única referencia es una carnicería cercana de nombre Cardozo, que cuando la ves quiere decir que ya te pasaste porque el restaurante está tantito antes.

El Traspatio tiene muy buen nivel de cocina, servicio e instalaciones. Me encantó. Puede presumir que logró la máxima calificación en el sitio Cony Advisor, que es como Trip Advisor, pero con una sola opinión que es la mía.

Y también te voy a decir por qué lo debes visitar y cuánto cuesta y cómo te atienden y dónde te debes sentar si te quieres dejar conquistar.

Si esa noche vas por todas las canicas, ubícate estratégicamente hasta mero atrás, allá en el traspatio de El Traspatio, donde sabe Dios qué pueda pasar bajo una noche de primavera entre toda esa vegetación acentuada por tan bella iluminación. Ese espacio está súper inspirador y lo debes aprovechar para conmemorar algo más que una simple cena.

Desde que pasé bajo el arco de entrada sentí que cruzaba al mundo de Pandora, con su gran follaje iluminado de centellas, convertida en mi propio Avatar, más delgada y más joven por supuesto, y un poco azul también porque estaba bastante fresco.

El lugar está divino también por dentro, con esos recovecos y recámaras de paredes de sillar y pisos rústicos con fino mobiliario ecléctico. Más que restaurante parece hotel boutique.

Y ya me estaban dando ganas de pasar ahí la noche, sobre todo porque se nos fueron las horas de tan a gusto que estábamos y nos entró el nervio de regresarnos desde allá con esta canija inseguridad, que otra vez está agarrando vuelo gracias a que escogimos un...

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