Rebanadas / Japonesazo

AutorCony DeLantal

Por fin abrió Ryoshi en Metropolitan, otro elegante japonés que nos llega a San Pedro con una atmósfera muy fancy y cuentas que, además del IVA, pareciera que traen incluidas el viaje a Japón.

Obvio, ¿qué esperabas en esa zona? La ventaja es que quedó brutal. Bueno, bonito y... otra vez bonito. Pero es de esos donde no te duele pagar, porque te lo mereces. Ok, no generalizo, a mi marido sí le duele. Nomás que a ese viejillo ya le duele todo, desde las rodillas hasta las cervicales, y eso incluye la nacha, de donde también le duele sacar la cartera.

Ryoshi es del grupo Costeño, que, además del Costeñito, Lázaro & Diego y Mochomos, tiene ese otro japonesito Hotaru en HighPark. La diferencia es que aquélla es una barra chiquita y más tradicionalista, donde resulta un sacrilegio el chile toreado o la soya con limón. Acá en Ryoshi no es para tanto. Éste sí lo crearon con algunas mañas locales.

Buenísimo también aquél Hotaru por cierto, lo más crudamente japonés que tenemos en tierras regias. Igualmente caro, por supuesto, pero te sale más caro ir a Japón, y aquí al menos le pasas de rozón. Nomás te aclaro que hay que hacer cita o no alcanzas lugar.

Volviendo a Ryoshi, lo traje mucho tiempo en la mira porque se tardaron una eternidad en abrirlo. Pero no es queja, que conste. Al contrario, aplausos, porque se nota que se prepararon súper bien, incluyendo un buen tiempo de pruebas con invitados, y eso les valió para dejar el servicio y la cocina al mero tiro desde el primer minuto en que ora sí se mostraron al mundo.

Ya sabes que yo soy como las fans de Justin Bieber, casi te digo que acampo junto a la puerta para ser la primera en entrar. Y la mayoría de las veces me va como en feria porque abren sin ensayar. Ryoshi sí lo tenía todo bajo control. Muy bien orquestado.

Caso contrario al City Market de La Comer. Ni me lo recuerdes. Te lo platiqué la semana pasada. Fue un caos cuando abrieron todos sus restaurantes de un trancazo, supongo que sin hacer pruebas, porque jamás se les vio hacerlas y además no existe otra explicación para tanto dismoder.

Les pesó ese slogan soberbio de "somos City Market". ¿Y luego? Hasta a Justin le salen gallos si no ensaya. Por lo pronto, a La Comer ni a comer, hasta que no terminen de practicar con clientes de verdad.

Sorry, ya me ando por las ramas otra vez y tengo mucho qué platicar del japonés, porque me encantaron bastantes cosas de ahí, empezando por su diseño moderno y su atmósfera tan cachonda que motiva al...

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