Rebanadas / El eslabón más débil
Autor | Cony DeLantal |
Sabemos que el Coronavirus le pega duro a los más vulnerables. Y eso aplica también con los restaurantes. Aquellos que ya presentaban síntomas de baja afluencia y alta presión (financiera) son los que están pasando a engrosar las estadísticas de mortalidad gastronómica, que ya de por sí venían al alza antes de este pandemónium que nos trajo la pandemia.
Sucede también que en una misma familia a unos les va peor que a otros. Y en la de La Nacional, por ejemplo, que es de las de más abolengo en la Ciudad, tenemos a la fecha tres sobrevivientes, uno más que parece que ya la libró, pero aún no recibe visitas y otro que de plano sospecho que ya hay que irlo cafeteando porque no presenta signos de vida.
LAS NACIONALES
Pareciera que ambas -la de Madero y la de San Jerónimo- regresaron a la normalidad, lo mismo que el Gallo 71, con mucho cacareo y movimiento, pero recordemos que están operando con la mitad de mesas por disposición oficial y, por consecuencia, con la mitad de ingresos. De esas veces que sales muy maquillada a poner tu mejor cara, pero por dentro te anda llevando la fregada.
EL MILLENIAL DE LA FAMILIA
El Skin Joint se defendió con todo durante esta pandemia, con sus hamburguesas a domicilio o para llevar, y todo indica que les convino más seguir en modo remoto que abrir su local al público. Ve tú a saber si para siempre, porque de esta crisis seguramente van a quedar muchos ya bien acostumbraditos al home office y al home dinner.
NO TODOS REGRESARON
Y ahora saca el Kleenex porque vamos a platicar del Mercurio. Aún permanece cerrado y no se le ve para cuándo. Si fuera el del termómetro estaría marcando alerta y De la O ya lo habría anotado en su listita negra.
Ya tenía comorbilidades, diría nuestro docto-conductor en su noticiero de las 3. Condiciones preestablecidas como la soberbia en los precios y la pichicatez en el plato pueden resultar mortales si las combinas con pandemia. Ya de por sí estaba a mitad de capacidad desde antes que lo decretara el Municipio; yo creo que ya de ésta no se levanta.
En su tiempo fue irreverente, atrevido, y diría yo que hasta atractivo con su contrasentido, pero llamarse Mercurio -o Plomo, o Polvo del Sahara o Covid o cualquier otra cosa que envenene o atente contra la salud- tampoco es muy recomendable en estos tiempos en los que andamos particularmente sensibles.
Si les preguntas cuándo lo piensan abrir de nuevo ellos te contestan que tal vez para diciembre. ¿Diciembre? Eso es lo que se llama...
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