Rebanadas / Es como cualquiera

AutorCony Delantal

Chuchito Pérez llegó partiendo plaza a la Plaza Insurgentes, la que está frente a Galerías Monterrey, donde ya existen un Buffalo Wild Wings, un Super Salads, Don Mestizo y Garufa, pero a fin de cuentas a mí me pareció que es como cualquier Chuchito Pérez, o sea, equis, otro más del montón.

Vamos aclarando que este Chuchito Pérez es un restaurante del regiomontano Sofa Entertainment Group (de los mismos del Benny & Bark, del fregonsísimo Vasconcelos, del también exitoso Amalia, Munster, Cervecería de Barrio y un largo etcétera de antros y bares) que, fíjate nomás, ya tenía sucursales en CDMX, Querétaro y Cancún pero, qué gachos, no nos lo habían traído aquí, a su propia tierra, con su propia gente, que tanto los quiere y tanto les ha dado... Ok, sorry, me pasé de dramática, tampoco es para tanto.

Pues por fin llegó, y desde que llegó, a Chuchito Pérez se le llena hasta la "ch" de clientes. Yo, muy profesional, aguanté casi una hora parada como si fuera a recibir pensión, cultivando várices porque no tienen más que tres tristes sillitas de antesala que siempre estuvieron ocupadas por los más gandallas de la fila, mientras seguía y seguía llegando gente que ya de plano no se quedaba cuando le decían que había como mil mesas antes. Desde ahorita te digo que si piensas ir más te vale que reserves al 3849-6644.

¿Novedad? ¡Obviamente! No me explico de otra, porque ponle que el lugar está vivaz y visualmente atractivo, pero su cocina deja mucho que desear.

Con esos tacos de barbacoa de jamaica (4 por 90 pesos) van a provocar que los vegetarianos vuelvan a comer carne. La jamaica estaba dura y ácida, como esas declaraciones de Trump que tampoco se pueden masticar.

Francamente incomibles los tacos. De hecho no nos los comimos y tengo que reconocerles que tampoco nos los cobraron, y no sólo eso, además nos enviaron un postre de cortesía. Vaya detallazo, se pasaron. Servicio de primera, eso sí.

Y me da mucha pena porque a lo regalado no se le ve el lado, pero, acá entre nos, también estuvo fatal el postre. Era un volteado de piña que resultó una piña, mezcla de sabor de lata con cajita.

Igual los camarones empapados (envueltos en tiras de papa) (137 pesos) que a lo que sabían era a pura papa. O el filete al término que terminó reseco en mi plato (310 pesos). Lo único rescatable fueron los tacos de fideo seco y costilla (4 por 155 pesos), que estuvieron ricos a secas.

¿Y quién se traga ese cuento del 2 X 1 en bebidas, todos los días, todo el día? En un...

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