Rebanadas / Descanso dominical

AutorCony DeLantal

Así se llamó aquél álbum de Mecano, al que, por cierto, le acaban de hacer un tributo por sus 30 años. No estoy de acuerdo. No con el tributo -bien merecido se lo tiene- sino con lo del descanso dominical.

Eso es ficción cuando eres ama de casa con hijos adolescentes y un marido televidente. Me encanta que armen fiesta en mi casa los sábados en la noche, porque eso significa que no van a andar dándome sustos en la calle, pero mi sala y mi cocina terminan hechas un caos, así como el País después de una mañanera de AMLO.

Altero de platos, manchas en la alfombra, tiradero por doquier... ¡Qué bárbaros!, ¿qué comieron -o qué hicieron- encima de mis muebles? Mi muchacha no está, mis hijos no mueven un dedo y mi marido lo mueve nomás para cambiar de canal. Desastre dominical. Día de las Madres adelantado; me la pasé echándolas.

Te juro que me dan ganas de borrar los domingos de mi agenda, pero Bardot, el francesito encumbrado en el tercer piso de la finísima Arboleda (fifísima, se dice ahora) me ha dado sobrados motivos para mantenerlos en el calendario ahora que instauró los desayunos del séptimo día.

Así es, Bardot está ofreciendo los domingos -y sólo los domingos- ese encanto que su terraza tiene también por las mañanas, gracias a un airecito sabroso, una vista espectacular y unos chilaquiles con short rib que también lo son.

Ya me los habían platicado, y siempre los tuve en mente mientras limpiaba la casa, como Cenicienta pensando en el baile que viene. Por cierto, te doy un tip: las manchas salen fácil con alcohol. No de la alfombra pero sí de tu mente. Y unas mimosas en el Bardot cumplen el objetivo.

Por eso decidí que era mejor usar la escoba para levantar a mi marido del sofá e irnos a disfrutar de ese brunch que sirven hasta la 1 de la tarde. Y en lo sucesivo llamémosle brunch porque desayuno suena muy grosero para un domingo.

El día por fin tomó sentido cuando sostuve esa mimosa con mi dedito alzado mientras brindaba por la paz del mundo. Y eso incluye que llegue mi muchacha el lunes.

Varios sabores galos me agradaron de su menú, como el del French Toast con Manzana Caramelizada (155 pesos) o el Croque Madame con Salsa Bechamel (175 pesos), pero los mexicanísimos chilaquiles fueron sin duda la sensación. Por segunda vez les ganamos una batalla a los franceses.

Y esos chilaquiles pasan a otra dimensión cuando les agregas barbacoa de short rib. También pasan a otro precio, pero vale la pena pagarlo. Solos cuestan 125 pesos y con el boost...

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