Rebanadas / La cena que te mereces

AutorCony DeLantal

No importa qué es lo que estés celebrando o si no estás celebrando nada, todas merecemos al menos una vez en la vida que nos lleven a cenar a un elegantísimo restaurante francés que cueste un ojo de la cara.

En mis tiempos eso podía suceder en La Galería del Gourmet o incluso en el Luisiana, pero el Luisiana ya no existe y esta Galería del Gourmet ya no ha sido la misma desde que cedió su original y emblemático local a un casino.

La buena noticia es que para volver a vivir ese nivel de fastuosidad, no requieres desgastarte pidiendo que te lleven a París, ya nos llegó otro francés muy elegante que te cuesta como si realmente te llevaran allá. Se llama L'Heritage y está en la calle Río Amazonas. Piensa que es un lujo digno de ti. Ya nomás te falta convencer de eso a tu marido.

Si se niega, ármale un pancho por miserable. Y si te dice que sí, también. No es lógico que acepte llevarte así de fácil a un restaurante tan caro. Sospecha lo peor. Algo está escondiendo o alguna culpa trae arrastrando.

Yo batallé horrores para que el mío accediera. Se defendió, berreó y mentó madres hasta que finalmente aceptó llevarme a cenar bajo protesta. Eso me deja tranquila. Quiere decir que todo está normal en mi matrimonio.

No sería la primera vez con mi marido en L'Heritage. Ya te había platicado de aquella cena llena de lujos y detalles cuando recién abrió en diciembre. Ninguno de los dos olvidaremos esa noche, aunque sea por razones diferentes.

Yo tenía que regresar a checar su evolución. Me preocupaba constatar lo que ya me habían adelantado: que, a pesar de tan buena cocina y tan esmerado servicio, el lugar ha estado batallando para llevar gente a sus mesas. Qué tristeza. Es cierto.

Acuso recibo de las mentadas que recibiré por decir esto, pero aquí somos de mentalidad ratonera. Y para ejemplo ya sabes quién. Su solución es bajar gastos a toda costa sin importarle nada más. Y no sé en quién hayas pensado pero yo me refería a mi marido.

Traté de explicárselo en lenguaje financiero para que entendiera. "Espérate, gordo, así no es, hay muchas implicaciones. La economía sufre, los restaurantes sufren, yo sufro... Hay que liberar el gasto y capitalizarlo como inversión".

La inversión es en uno mismo. Cenar a este nivel es tan gratificante como cualquier viaje que te llevas tatuado en los recuerdos. Los sabores embelesan y las sensaciones perduran. Eso no tiene precio.

Aleluya, parece que por fin lo entendió en el momento en que probó esos caracoles envueltos...

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