Rafael Fernández de Castro/ Costos y beneficios del voto en la ONU

AutorRafael Fernández de Castro

Castañeda y todos los que lo apoyaron en su idea de entrar al Consejo de Seguridad se equivocaron. Con o sin votación sobre la última resolución presentada por EU, Gran Bretaña y España, México tendrá que pronunciarse y justo en el peor de los escenarios: a favor o en contra de nuestro vecino y principal socio comercial.

No hay remedio. México experimenta un momento de definición. Las exquisiteses semánticas: es un voto por la paz, es un voto por cómo desarmar a Sadam Hussein, no tienen cabida. El moralismo y el reduccionismo de Bush no dejan otra salida: estar con él o en su contra. Un análisis costo-beneficio se hace indispensable.

¿Por qué debemos votar en contra de Estados Unidos?

  1. Washington no ha presentado bien su argumento, ni ante el mundo ni ante México. Su explicación sobre la vinculación entre Sadam Hussein y la red terrorista Al-Qaeda no ha sido contundente, ni tampoco la acusación de que Hussein y sus armas de destrucción masiva constituyen una amenaza de tal magnitud para la paz mundial que su aniquilación es inaplazable.

    Peor aún: Más que cabildeo (que es el arte del convencimiento a favor de una causa), Washington ha ejercido una presión pública hacia la diplomacia mexicana -"a los amigos se les conoce en los momentos difíciles"-, lo cual sólo disminuye el espacio de maniobra que tiene el Presidente Fox. Es decir que hace evidente que si cambia de parecer y apoya a Estados Unidos no es por convencimiento propio sino por una presión que raya en la coerción.

  2. Sería difícil estar más congelado de lo que ya está México. Desde los atentados terroristas del 11 de septiembre la relación bilateral ha experimentado un impasse en prácticamente todos los frentes que le interesan a México: los migratorios, la eficiencia en los cruces fronterizos, transporte y fructosa entre otros. La administración Bush se ha concentrado de tal manera en la guerra contra el terrorismo y ahora en cortarle la cabeza a Hussein que raya en la obsesión y todo lo demás, incluidos los temas mexicanos, están en el limbo. La crítica que hacen los detractores de la posición inicial de la diplomacia mexicana, altamente favorable hacia el Gobierno de Bush, es que éste, fuera de la retórica -"México es la relación bilateral más importante"-, no ha mostrado agallas para invertir capital político en los temas mexicanos. Esto es, no estamos en la agenda del súper asesor electoral, Karl Rove.

  3. Contribuir a atemperar el unilateralismo y la belicosidad de Washington...

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