De la radiología a las letras

AutorDaniel de la Fuente

En el prólogo al poemario Sueños (1960), de Mariano García Somonte, el también médico Daniel Mir escribió: "En un misterioso intervalo anímico, simultáneo el culto al vellocino de oro con la publicación de documentados volúmenes de su especialidad científica. 'Pasé por la vida' -nos confiesa en una especie de autorretrato- 'apretando un doblón en la mano'".

Somonte, nacido en Ampuero, Santander, España, tenía entonces 63 años y faltaba para su muerte. De acuerdo a Alfonso Rangel Guerra en Desde el Cerro de la Silla, Somonte nació el 19 de junio de 1897, estudió Medicina en la Universidad de Paris, donde obtuvo su especialidad en radiología, volvió a España y se doctoró en la Universidad de Madrid.

Radicó en la Ciudad de México, donde fue jefe de electroradiografía en el Hospital General. En 1936 fue contratado por el Hospital Muguerza y desde entonces radicó en la Ciudad. Aquí abrió en los 40 la Clínica Roentgen Curie en una casona que perteneció al General Gerónimo Treviño, en Emilio Carranza e Isaac Garza y donde, de acuerdo a un anuncio en un periódico local citado por el investigador Juan Manuel Casas, brindaba servicios fisioterapéuticos y ofrecía "tratamientos gratuitos a gente pobre".

Con los años, Somonte cerró su faceta de médico y se dedicó a la literatura. En ese mismo lugar abrió con el doctor Mir la Librería Hispania, que al parecer pronto fue cerrada.

Mir apuntaba, en el prólogo a Sueños, en torno a ese "misterioso intervalo anímico" del español: "Ejerció su profesión brillantemente; pero, al mismo tiempo, sintió la fascinación por el oro. Y fue médico y granjero; médico y hombre de negocios; médico y arquitecto...".

Tras la publicación de su obra científica, donde destaca la que quizá haya sido una tesis (La radioterapia en ginecología, 1938), Somonte publicó en 1960 aquel poemario con pasajes de la tierra natal, del amor, lugares, la juventud.

El primero se llama Un beso: "La besé en la boca, / luego se marchó; / se llevó su boca, / pero el beso no. // El beso en la boca, / es una ilusión; / no besa la boca, / besa el corazón. // Al darle yo el beso / loco de pasión, / ella no besó, / sólo besé yo".

Agrega Mir en aquella presentación: "El poeta ha sido tremendamente sincero, aunque no sabemos si ha corrido el trágico riesgo de encontrarse a sí mismo demasiado tarde...".

No fue así: de 1960 a 1971, Somonte publicó cuentos y ensayos (Yo vivo en México, 1962), Un Cristo romántico y otros cuentos (1964); las biografías Doña...

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