Queda tragedia en la memoria

AutorGabriela Villegas

Cuando los alumnos de excelencia Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo fueron asesinados, sus compañeros colocaron 16 veladoras en su memoria.

Estas candelas fueron el primer paso de una larga lucha estudiantil por justicia y limpiar los nombres de los chicos, identificados falsamente como sicarios.

En la década roja de violencia, estudiantes del Tec y UANL salieron a marchar. Surgió el Colectivo Todos Somos Jorge y Javier, su objetivo era visibilizar a las víctimas y recordarlas como lo que eran: estudiantes ejemplares.

Su verdad permeó. Y a nueve años prevalece en la memoria colectiva de jóvenes que, como Mauricio Ramos y Andrea Aguirre, eran muy chicos y aún no pertenecían a la comunidad Tec cuando ocurrió la tragedia.

"Algo que ha hecho la sociedad civil en los últimos nueve años es no olvidar lo que le pasó a estos muchachos", dice Ramos, estudiante de Derecho. "Deja una llaga, una gran herida a la comunidad estudiantil del Tec de Monterrey".

Él tenía 13 años de edad cuando fue el asesinato, pero conoció más del caso con el documental Hasta los dientes, del director Alberto Arnaut.

"Lo que yo recuerdo que se escuchó en las noticias, lo que podemos ver a través de los medios de comunicación y recientes documentales".

En su opinión, existió encubrimiento, tanto de los Gobiernos federal y estatal, como del Tec en su momento.

Aguirre tenía 14 años en aquella época y no recuerda haber visto en las noticias los hechos, pero sabe de Jorge y...

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