El pueblo de Shakespeare

AutorSergio Zepeda de Alba

Llegamos a Stratford-upon-Avon tras recorrer en tren los 133 kilómetros que la separan de Londres y las dos horas de travesía son nada si se considera que se trata del lugar de nacimiento del mayor genio de la literatura inglesa.

William Shakespeare nació en 1564 en este pueblo que, como su nombre lo indica, se encuentra a orillas del Río Avon.

Hasta aquí llegan los entusiastas de la literatura y otros curiosos para conocer cualquiera de las cinco casas que se relacionan con el dramaturgo isabelino.

Japoneses, alemanes, españoles y por supuesto otros ingleses recorren las calles estrechas de Stratford y se maravillan ante las casas antiguas (vigas diagonales de madera, altas chimeneas, paredes de adobe recubiertas con mortero y pintadas de blanco).

Otras partes del pueblo, en cambio, se sienten más bien como el típico barrio del trabajador inglés, hilera tras hilera de casitas de ladrillo rojo, todas perfectamente alineadas.

Es una lástima que arribemos a la estación pasadas las 13:00 horas; nos quedan apenas unas cuantas horas de luz para encontrar nuestro hotel y recorrer todo el lugar.

Al caer la noche, como en cualquier pueblito europeo, todas las atracciones cerrarán sus puertas, así que nos vemos forzados a elegir sólo dos sitios: la casa donde nació y el rincón donde fue enterrado el Cisne de Avon.

Enfilamos entonces hacia Shakespeare's Birthplace, donde vio la luz y creció el niño William.

Más tarde, ahí pasaría sus primeros años de matrimonio con su esposa, Anne Hathaway.

Lo primero que se percibe al entrar es la poca luz que se cuela por las ventanas.

"La vida isabelina en casas como ésta", dice una de las guías a un grupo que está frente a nosotros, "se vivía en un estado de semioscuridad".

Y es que el padre de William, John Shakespeare, no era precisamente acomodado, era un guantero que vivía bien, pero sin lujos.

En la casa, hoy se puede ver una recreación del taller donde confeccionaba esta esencial pieza de la vestimenta isabelina.

La guía no se cansa de jugar a las adivinanzas con los visitantes, así que no nos sorprende que de pronto nos pregunte en qué obra de Shakespeare hemos escuchado una referencia al cuchillo que se encuentra sobre la mesa. La verdad es que no tenemos ni la más remota idea.

Unos minutos después, cuando ha acabado de decirnos cómo es que funcionaba el taller, nos revela la respuesta citando una líneas: "A great round beard, like the glover's paring knife". Se trata de un parlamento de uno de los...

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