Proyecto Familia/ ¿Malcriado o con trastorno?

AutorDiana Rodríguez de Ibarra

Foto: EL NORTE / Martha Alvarez / Modelos: Mónica Garza de Jasso y Andrea Jasso Garza

La conducta de los niños está determinada por la combinación de la atención y el trato que se les da, junto con el temperamento, que permanece con escasas modificaciones, y el carácter, que sí puede ser modificado e influye de manera determinante en el equilibrio de su personalidad.

Cada niño es diferente, sin embargo hay un patrón de comportamiento diseñado por los estudios del desarrollo infantil que indican cuando un comportamiento entra en los estándares de "normalidad" o "anormalidad".

Comportamiento normal.

Un pequeño de uno a dos años o dos años y medio empieza a mostrar conductas que a la mayoría de los padres les preocupan porque parecería que sus reacciones no son normales, dichas conductas por lo general presentan tres características universales que se consideran normales, siempre y cuando no permanezcan después de los cuatro años.

Una es la insistencia de salirse con la suya, todo les llama la atención y no tienen la capacidad para desprenderse del objeto de su interés, por lo que si no se le concede aparece la segunda característica que es el llanto acompañado del gran berrinche, para continuar con la tercera que es el desprecio por todo lo que se le ofrece.

Es normal que los niñitos de uno a tres años muestren gran energía, iniciativa, determinación, curiosidad y un gran anhelo por explorar todo lo que se encuentre a su paso, por lo que es erróneo calificar a un pequeño o pequeña de estas edades como "malos" ya que aún no tiene el aprendizaje y la madurez para obedecer ordenes de inmediato.

Es una etapa de total moldeamiento del carácter donde se está formando el juicio social o conciencia moral, que es lo mismo que aprender lo que es correcto y aceptado por el ambiente, y lo que no lo es. Este aprendizaje se lleva aproximadamente del nacimiento a los siete años de vida y requiere de paciencia, firmeza, límites adecuados y amor, especialmente los primeros cinco años, que son la base de la formación de la personalidad.

Los padres se desesperan y dudan de la normalidad de sus hijos pequeños porque olvidan que es imposible para cualquier niño permanecer quieto más que unos pocos minutos, pues su atención es muy corta por lo que su mente vaga por muchas cosas mientras realiza diversas acciones.

Los niños no son traviesos con intención sino que se abstraen en su interés del momento y no alcanzan a recordar la prohibición. Una forma de asegurar el...

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