Proyecto Familia/ Son verdaderamente masculinos

AutorDiana Rodríguez de Ibarra

Hablar hoy de masculinidad es romper con estereotipos, es hablar de un cambio en la educación de los hombres y las mujeres, y es reconocer que la verdadera masculinidad nada tiene que ver con el machismo, ya que es de todos conocido que la conducta machista es sinónimo de violencia en cualquiera de sus manifestaciones.

La violencia intrafamiliar ha alcanzado cifras alarmantes, y es de reconocer que en la mayoría de los casos la desencadena el comportamiento machista del hombre varón.

El 60 por ciento de las mujeres son víctimas de la violencia física y/o emocional por parte de sus compañeros, es decir seis de cada 10. Estas mujeres temen más a sus compañeros de vida que a cualquier otra persona, y cada vez son más las que llegan a los hospitales o mueren a manos de ellos en forma por demás terrorífica.

Todos sabemos reconocer una conducta machista, los podemos identificar porque muestran un comportamiento dominante, abusivo, hostil, agresivo, demandante, exigente, y creen firmemente que son superiores a las mujeres. Tienden a mandar, ordenar, y decidir lo que debe y no debe hacer la esposa y por supuesto también los hijos. Están tan seguros y orgullosos de su manera de ser, que les llegan a decir "tú no tienes que salir de la casa, para eso tienes marido". Si la respuesta de la esposa a este trato es de obediencia y sumisión todo podrá marchar bien, pero si en algún momento se le ocurre pensar algo tan noble como estudiar o trabajar, seguramente se expondrá a un rotundo no, pues el hombre machista es como si fuera el dueño de la pareja.

¿Cómo se forma una personalidad machista?

No nacen así, se hacen, y es precisamente a través de una educación desigual y protectora especialmente por parte de la madre, son familias en las que a las niñas se les exige que cumplan con responsabilidades de la casa y con privilegios limitados y a los niños, por el contrario, para nada se les molesta porque "son hombres" y conforme van creciendo las libertades son para ellos.

De pequeños vieron a un papá igualmente machista que no daba libertad de decisión a la madre, por lo cual crecieron con la imagen de que el hombre nació para que lo atendiera la mujer, y la mujer para callar y obedecer.

El machista se asume superior a la mujer e intenta controlarla mediante la violencia que puede ser: verbal, que la manifiesta con groserías y maldiciones que van encaminadas a ofender y amenazar. Esto lo hace para presionar y atemorizar colocándose en posición de poder...

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