Proyecto Familia / Un regalo excepcional

AutorPilar Robles

Faltan pocos días para Navidad. La tradición nos ha enseñado a regalar algo en esta época a nuestros seres queridos.

Es una hermosa tradición de origen cristiano. Nuestra actual civilización, les guste reconocerlo a algunos o no, tiene hondas raíces cristianas. Los cristianos celebran en este tiempo un regalo muy excepcional: Dios mismo -el amor- se ofrece como regalo al hombre.

El hecho religioso, vivido con mayor o menor intensidad, impregna aunque sea remotamente el ambiente, y hace que estos días el corazón humano sienta añoranza por lo limpio, lo transparente, lo gratuito...

Aunque nunca faltan escépticos, en estos días estamos más sensibles hacia los demás. Antes, al menos, el día de Navidad, era obligado el alto al fuego en todas las guerras. Por unas horas, el ser humano situado en la trinchera de enfrente dejaba la condición de enemigo para ser un hombre.

Navidad y nostalgia son experiencias que se abrazan. "Paz y amor" quisiéramos que dejaran de ser palabras para convertirse en adjetivos reales de la vida de todos los hombres.

Quizá por sentir más hondamente lo que supone vivir en un mundo desolado, el ser humano, en este tiempo, busca cobijo; y naturalmente se vuelve a casa, a la familia. Hay nostalgia del hogar.

En la ciudad ya se aprecian las luces, música y adornos navideños. Aprovechando esta debilidad humana, esta nostalgia que "enternece al hombre", se llenará también de mercaderes de hombres, avezados al negocio que más produce: la explotación del corazón humano.

Para el homus económicus la Navidad es oportunidad de ganancia. Los anuncios publicitarios, los horarios extraordinarios de las tiendas y almacenes... nos adentrarán en la jungla del regalo, del consumo, de la necesidad inexistente. Sólo se sobrevive en ella: comprando para "sus seres queridos".

El regalar a alguien con algo tiene un significado muy hondo. ¿Qué aspiran a intercambiarse los que se quieren? Emerson decía "Las sortijas y las joyas no son regalos, sino disculpas por los regalos. El único regalo digno por amor es una porción de ti mismo".

Se regala al otro para agradecer un favor, una actitud, una fidelidad; en definitiva para corresponder a una expresión de amor que el otro, directa o indirectamente, tuvo conmigo. Se regala para corresponder. El regalo sólo es símbolo de un sentimiento personal. Este sentimiento es lo que le da su valor.

El don sólo realiza su función en la medida estricta en que en él se encuentre comprometida, como encarnada, la...

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