Proyecto Familia/ Cuando el amor baja al cepillo de dientes

AutorPablo C. Jiménez Lobeira

-Espérate un momento; vamos a bajar a la realidad: ¿Tú, de qué lado de la cama duermes?

El joven novio pone cara de sorpresa ante la inesperada pregunta. Y continúa el interrogatorio.

-El cepillo de dientes, ¿lo dejas sobre el lavabo o en un vaso?

Ante la perplejidad del asediado, otro atacante toma su turno y le dice: "Hasta ahora has hecho lo que te da la gana, pero dentro de poco vas a tener que preguntarle a ella qué opina; yo, por ejemplo, no puedo andar sin camiseta por la casa".

-Y eso no es nada -interrumpe otra voz desde una boca cubierta con bigotes entrecanos-, ¿cuántos hijos quieres tener?

"Dos o cuatro, no me gustan los números impares", contesta el joven.

-¿Y si ella quiere uno, tres o cinco?

El prometido pasa saliva y escucha entre amedrentado, incrédulo y sonriente. El consejo de los sinodales que circundan a nuestro joven amigo deja algo qué desear en cuanto a las actitudes con las que un novio bien intencionado pretende comenzar su nueva vida.

Y ante la cara de asustado del inocente galán, los viejos con un olfato refinado lo serenan:

-No te preocupes, muchacho; en este momento también a ella la deben estar aconsejando.

A pesar de que este "interrogatorio" del consejo de ancianos parece tener el único fin de asustar al futuro contrayente, en realidad tiene su parte positiva: bajarse de la nube para aclarar ciertos términos importantes antes del matrimonio.

De novios a esposos

Existen algunos elementos que pueden volverse significativos cuando pasa un día y otro, un año y otro, y se tiene que convivir con la pareja aceptándola con sus pequeñas manías y defectos.

Dejar la pasta de dientes abierta o cerrada, dormir del lado derecho o del izquierdo, y detalles por el estilo, podrían convertirse en motivo de sufrimiento e incluso de distanciamiento entre los dos si se dejan afectar por ellos, pero no son esenciales.

Eventualmente, se puede dejar el cepillo de dientes dentro del mueble del baño y con esto ni la realización personal ni las convicciones van a perderse.

Pero otros aspectos sí resultan esenciales, y en caso de que no se llegue a un acuerdo antes, pueden llegar a quebrar a un matrimonio.

Para un matrimonio feliz

El futuro de un matrimonio no puede predecirse, éste dependerá de muchas circunstancias: algunas fuera del alcance de los contrayentes y otras que pueden ser vistas y arregladas meses antes de emprender juntos la nueva etapa de la vida.

-Determinar ciertas "reglas del juego": llegar a unos puntos de acuerdo...

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