Privilegia a la naturaleza

AutorIvett Rangel

JULUCHUCA, Gro.- En Juluchuca, un pueblo que vive del sabor dulce de las cocadas y del acre de la sal, hay un nuevo placer que no sólo se paladea: Playa Viva, un hotel boutique ecológico que permite desconectarse de la cotidianidad y reconectarse a otras ideas para disfrutar del entorno sin contaminar.

Ubicado en una reserva natural privada de 86 kilómetros, a 40 minutos del aeropuerto de Ixtapa Zihuatanejo con dirección hacia Acapulco, este lugar se inserta en la tendencia ecoturística, que cada vez tiene más adeptos alrededor del mundo.

"Ser verde es hacer poco daño; construir sustentable es no hacer daño, pero tener una filosofía de regeneración es mejorar y preservar el ecosistema, y eso es lo que aquí queremos hacer porque estamos en medio de la naturaleza, en 8 kilómetros a la redonda no hay nada", explica David Leventhal, propietario de Playa Viva.

Luego de cruzar parte del pueblo y un riachuelo, el camino de tierra se interna en la selva hasta topar con un pesado portón que, al abrirse, promete un paraíso frente al Océano Pacífico.

Un kilómetro más adelante aparecen tres casas con techos de palma, pisos de madera de huapinol y bocote, paredes de barro con paja, conchas de mar y cascarones de huevo de tortuga, y detalles decorativos de cobre, son el nuevo secreto (que ahora develamos) de sibaritas y amantes de la naturaleza.

No hay ventanas para que la brisa corra libremente, las sábanas y toallas son de algodón orgánico, el jabón es biodegradable, cada habitación cuenta con sus propias plantas tratadoras de aguas grises y negras, la energía eléctrica proviene de paneles solares y el agua de la regadera se calienta con el sol.

Una vez bienvenido con un vaso de agua fresca del sabor de la mejor fruta del día, se dan las reglas básicas: tirar papel en el bote de basura, no en el excusado; revisar que no haya alacranes en la habitación con una lámpara de luz negra, acudir a comer cuando suene la campana y no alimentar a Ceiba y Manchas, los perros de David que resultan una cariñosa compañía durante la estancia.

Y como Playa Viva opera bajo el lema de "lujo todo incluido", los huéspedes disfrutan de un servicio personalizado, que incluye comida preparada con algunos productos orgánicos sembrados en el mismo lugar.

Esta temporada en la hortaliza se dieron jitomates, chiles, mangos, papayas y sandías, y se espera que haya muchos otros alimentos para la próxima.

Odin Ruz, quien es responsable de las "permacultura" (el trabajo de la tierra...

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