DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / En remojo

AutorCatón

Se cuenta que una noche el duque de Richelieu (1766-1822) llegó a su casa inesperadamente y sorprendió a su mujer entrepernada con un desconocido. En aquel tiempo se usaba en Francia que los esposos se hablaran de usted y los amantes se tutearan. "-Señora -le dijo el duque a su consorte en tono de reproche-, debe usted tener más cuidado. ¡Imagine que hubiera sido otro el que la encuentra así!". En parecido trance se vio un día don Astasio. Regresó a su domicilio después de terminada su jornada de 8 horas de trabajo como tenedor de libros. Colgó en el perchero el saco, el sombrero y la bufanda que usaba aun en días de calor canicular, y luego se dirigió a su alcoba a fin de reposar un poco antes de la cena. En la recámara, como sucedía frecuentemente, estaba su esposa en ilícita refocilación con un sujeto, en esta ocasión el lavador de alfombras. Fue el mitrado marido al chifonier donde guardaba una libreta con dicterios para champar a su mujer en tales ocasiones, regresó y le espetó a doña Facilisa -tal es el nombre de la pecatriz- el último inri que había registrado. Le dijo: "-¡Moharracho!". Ese adjetivo, proveniente del árabe hispánico, se aplica a quien no tiene ningún valor o mérito. "¡-Ay, Astasio!" -replicó la señora con enojo-. ¡Ya vienes con tus cosas! ¿No ves que estoy muy ocupada? Espera a que acabe de hacer lo que estoy haciendo y luego explícame el sentido de ese extraño vocablo que empleaste". Intervino en ese punto el lavador de alfombras: "-A mí también me gustaría oír la explicación, señor, pero igualmente hasta que termine de cumplir mi compromiso con la dama". Don Astasio exhaló un hondo suspiro de resignación y salió de la alcoba sin decir ya más. Iba pensando que en todos los tiempos y en todas las naciones los humanos han preferido pecar primero y aprender después... En el conocido bar Las Sonrisas de Juárez, situado en la avenida de ese nombre, un individuo le pidió a una dama del talón que le dijera a cuánto ascendía el monto de su tarifa o arancel. Le informó ella: "-Cobro 2 mil pesos". "-Estás loca -se burló el sujeto-. A lo más te daré 200". "-¿200? -repitió la...

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