DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / Plaza de almas

AutorCatón

"Oye, Marci". "Me llamo Marciala", respondía con enojo. Y nos amenazaba, terminante: "Si me dicen Marci no voy a voltear". Los niños le decíamos entonces, por travesura: "Está bien, Marci". Ella hacía un gesto de disgusto y murmuraba: "¡Éstos!". Marciala era de rancho, pero se crió en la casa de mis abuelos. Era la criada. Esa palabra ya no se usa: se le considera políticamente incorrecta. En nuestros tiempos muchas cosas correctas son consideradas políticamente incorrectas, lo cual, si bien no limita las conductas, sí limita bastante los vocabularios. Las mujeres que antes se llamaban "criadas" se llaman ahora "trabajadoras domésticas". Las putas de ayer son las "sexoservidoras" de hoy. Los únicos que no han cambiado de nombre son los políticos. A pesar del desprestigio de su oficio -desprestigio mayor que el de las... sexoservidoras- se siguen llamando con el mismo nombre: políticos. Deberían buscarse otro. "Procuradores del bien comunitario", por ejemplo. Así podrían decir, abreviando: "Soy PBC, y si me dicen 'político' no voy a voltear". Marciala pasó a ser nuestra criada. Cuando mi madre se casó sus papás le regalaron tres cosas para que se las llevara a su nuevo hogar: la vajilla grande que recibieron ellos como regalo de bodas; el cubrecama que tejió la abuela y, finalmente, Marciala. De las tres cosas, Marciala resultó ser la más útil. Mi mamá, joven y mimada, no sabía de la casa, y cuando tuvo hijos tampoco supo de ellos. Marciala sí sabía. Sabía de la casa y de nosotros. Pero entonces no nos dábamos cuenta de lo que sabía: nos fijábamos sólo en lo que no sabía. Para divertirnos le mostrábamos el periódico y le decíamos: "Mira lo que dice aquí". Ella pedía siempre: "Léemelo, porque traigo perdidos los anteojos y no veo bien". Lo que pasaba es que no sabía leer. Cuando algo la asombraba decía: "¡Haiga cosas!". "Fíjate, Marci, que el hombre llegó a la Luna". "¡Haiga cosas!". Inventábamos acerca de ella historias chocarreras, como aquella de la vez que le dolía la cabeza, y el doctor le iba a poner una inyección. Quiso saber Marciala: "¿Dónde me la va a poner?". Respondió el médico: "Ahí". Y señaló el lugar. Ella habría...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR