DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / '¡Nunca más!'

AutorCatón

Hoy empieza esta columnejilla con un cuento tan ordinario que llega a ser extraordinario. Las personas con tendencias morales no deberían leerlo... El señor y la señora tenían ya 25 años de casados, y sin embargo él insistía siempre en hacer el amor con la luz apagada. Una noche la esposa decidió que ya era tiempo de romper aquella absurda práctica, y en pleno acto encendió la luz. Lo que vio la dejó petrificada: su consorte no usaba en aquel trance su parte natural, sino que se valía de un artilugio de material plástico de ésos que en los sex shops se expenden. "-¡Infame! -le reclamó vehemente-. ¡Todos estos años me has tenido engañada! ¡Ahora entiendo la razón por la cual nunca quieres hacerlo con la luz prendida! ¡Explícame por qué has usado siempre ese aparato!". Responde calmoso el marido: "-Te lo explicaré si tú me explicas lo de los cinco hijos que tenemos"... A otra cosa... Ni siquiera su nombre lo sentía suyo. Cuando la madre decía "Ernestito" no se refería a él, sino al pequeño muerto que se fue del mundo cuando el otro hijo estaba aún en su vientre, y que al nacer recibió el mismo nombre del infantil fantasma fallecido. Su niñez fue de miedo por la presencia de un padre hosco y severo cuyas ternuras sólo conoció cuando el amor no podía decirse ya. Tuvo por maestra a esa dura madrastra que es la soledad. De joven incurrió en una utopía llamada comunismo. Sus compañeros recelaron de él porque sostuvo la arriesgada tesis de que los postulados del materialismo dialéctico no eran aplicables al mundo de la naturaleza. Lo enviaron a Moscú para que se curara de revisionismo. Eran tiempos de Stalin, y él supo que su destino sería Siberia o un hospital psiquiátrico. Escapó a París. Ahí conoció el hambre y el frío. Volvió a su patria, y los antiguos camaradas lo persiguieron por haber hecho traición a la doctrina. Se entregó al estudio de la ciencia, a pesar de haber oído a un viejo indio que cuando supo que en Buenos Aires se oiría en radios de galena la pelea celebrada en Nueva York entre Jack Dempsey y Luis Ángel Firpo meneó la cabeza y dijo con sombrío acento: "Cuando más cencia más Mandinga". Mandinga es el diablo. Escribió...

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